Los desafíos del coronavirus y la economía mundial (Última parte)
El coronavirus, la enfermedad responsable del fuerte temor que crece ahora en el mundo, encuentra a la economía mundial en un momento de debilidad, con un crecimiento estimado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) del 3,3% para 2020. Los efectos parecen ya claros y puede ser el cisne negro del sistema económico global. Los mercados están reaccionando con nerviosismo y los índices bursátiles se vienen desplomando ante la perspectiva de una severa contracción de la actividad económica en China.
El virus se propaga sin tregua. Una treintena de países ha reconocido la presencia de personas contagiadas con el Covid-19. La Organización Mundial de la Salud (OMS) lanza advertencias sobre la incertidumbre que está generándose alrededor de la propagación de esta enfermedad. Su director general, Tedros Adhanom, lanzó hace pocos días la tan temida advertencia sobre la posibilidad de que el coronavirus se convierta en una pandemia.
Los ministros de Economía y los titulares de los bancos centrales de los países miembros del G-20 reunidos en Riad, Arabia Saudita, asistieron a la reunión sectorial preparatoria de la cumbre de noviembre con la mirada puesta en el desarrollo económico bajo la sombra del coronavirus. Los esfuerzos globales se concentran en medidas que incluyen desde cuarentenas hasta el cierre total de fronteras, lo cual implica consecuencias que van más allá de las relacionadas con asuntos sanitarios.
Como señalaba recientemente The Economist, este virus se percibe más infeccioso que los anteriores. Además, la economía mundial está tan interconectada y es tanta la dependencia entre los países que un estornudo en China sacude la Bolsa de Nueva York. El pronóstico es que la enfermedad le costaría una décima de crecimiento a la economía mundial este año, lo cual afectará a diferentes actividades en gran parte del planeta.
China, por caso, ha bloqueado las provincias más exportadoras desde el 31 de enero. Ello impacta su demanda por materias primas, maquinarias, equipos e insumos de todo tipo. Incluso los productos que ya están en los puertos no son embarcados ni los barcos que llegan pueden descargar sus mercancías. Se trastroca así toda la cadena de abastecimiento mundial. Las grandes compañías de manufactura chinas han cancelado su participación en convenciones mundiales, muchas aerolíneas borraron de sus itinerarios los destinos donde puede haber contagio y los hábitos de consumo dentro y fuera de ese país se transforman.
Hyundai paralizó la producción de vehículos en Corea del Sur, por los problemas de las cadenas de suministros de China. Apple y Nissan ya están sufriendo los efectos. Adidas y Puma también se suman a la lista de compañías afectadas. La primera reconoció que su negocio en China se ha desplomado un 85% interanual desde el Año Nuevo en ese país y hay dudas sobre el optimismo de Wall Street respecto de que esto pasará rápido.
En un mundo globalizado, el coronavirus se convirtió en una amenaza para la salud de la economía mundial. Que esta situación pueda revertirse va a depender de la duración de la crisis y del profesionalismo de las autoridades sanitarias que, junto con la ciencia y la tecnología, puedan dar rápidamente las respuestas adecuadas.