Diario La Nación/Costa Rica
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SAN JOSÉ.– Cincuenta y nueve jóvenes, militantes de 38 partidos políticos en 30 cantones y unidos por el Pacto Ético Interpartidario Sitio Mata, firmado en noviembre, después de un proceso de intercambio de ideas, manifestaron preocupación por la violencia política, los discursos de odio y la desinformación a lo largo del proceso electoral para elegir autoridades municipales.
“Las manifestaciones de violencia no tienen cabida en la democracia costarricense”, dice el comunicado, citando a la presidenta del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), Eugenia María Zamora. El rechazo a la violencia por líderes jóvenes, capaces de trascender las diferencias ideológicas y partidarias para ponerse de acuerdo en lo esencial, es motivo de esperanza.
El llamado a la contienda electoral gobernada por la ética y el compromiso con los más elevados valores democráticos es señalar el camino hacia la revitalización de la política, sometida a asedio por los discursos nihilistas de sectores empeñados en conquistar el poder a lomos del descontento y la confrontación.
El odio es un elemento indispensable para lograr la polarización alcanzada en sociedades democráticas y la desinformación es el instrumento más eficaz para atizarlo. La mentira, potenciada por las redes sociales, distorsiona hechos y propósitos para convertir al opositor en enemigo y a sus planteos, en una conspiración siniestra. De ahí a fomentar la violencia de todo tipo hay un trecho muy corto. El fenómeno no es nuevo en la política, pero la tecnología digital lo ha convertido en una amenaza existencial para las instituciones democráticas.
Por eso, los firmantes del pacto ético aciertan al insistir en el compromiso con la verdad y el debate enaltecedor. Una discusión racional, centrada en diversos planteamientos y diagnósticos de la realidad, es el polo opuesto de la emotividad pura exacerbada por los discursos de odio y la falsificación de los hechos.
Cuatro artículos del pacto se refieren específicamente a la veracidad de la información suministrada a los electores, el rechazo a las noticias falsas, el repudio a la contratación de perfiles falsos (trolls) para desarrollar campañas de desprestigio y el uso responsable de la inteligencia artificial, cuya presencia no se ha hecho sentir plenamente en el actual proceso electoral, pero no tardará en hacerlo. Los jóvenes se contraponen a las prácticas de la antipolítica de nuestros tiempos, empeñada en desprestigiar los sistemas electorales y sembrar desconfianza sobre su desempeño.
Ojalá sean escuchados por las dirigencias y así ganemos tiempo en la adopción de prácticas necesarias para salvaguardar el sistema de derechos y libertades que hace de Costa Rica un país ejemplar. Por lo pronto, es oportuno celebrar la clara comprensión de los desafíos por quienes en pocos años podrán tomar en sus manos las riendas de una política mejor.
LA NACION