Leyes que salvan vidas
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El 26 de mayo concluyó la Semana Mundial de la Seguridad Vial. ONG integrantes de la Global Alliance for Road Safety (Alianza Global para la seguridad en las calles) ponen este año el foco en la seguridad de los más vulnerables: los peatones. Proponen que sean los propios habitantes de las ciudades quienes detecten los lugares más riesgosos.
El programa #Mobility Snapshots, Instantáneas de Mobilidad, habilitó una herramienta para recolectar datos e imágenes en nuestros traslados cotidianos brindando indicadores y balances; por ejemplo de una intersección peligrosa en zonas de alta circulación peatonal y vehicular del propio barrio.
El programa incluye estimar el costo de ajustar lo faltante para que los gobiernos locales también contemplen las soluciones y los beneficios potenciales de atender los reclamos ciudadanos. Más allá de las responsabilidades individuales, debemos intensificar los esfuerzos para que las autoridades respondan nuestras demandas. La propuesta es documentarnos para fortalecer la defensa de nuestros derechos, revisando cómo están diseñadas nuestras calles, amplificando así el mensaje global.
Recientemente tuvo lugar el Coloquio Virtual Iberoamericano sobre experiencias internacionales y nacionales de reducción de velocidades de circulación del que participó la incansable ONG Luchemos por la Vida. La ONU y la OMS recomiendan el dictado de leyes que fijen una velocidad de 30 km/h en las calles. La sola reducción de 40 a 30 km/h reduce en dos tercios las muertes en el tránsito. En nuestro país, más de 30 municipios se comprometieron a legislar sobre el asunto. Son leyes que salvan vidas.
Un promedio diario de 17 personas murieron en el país en siniestros de tránsito en 2023. Garantizar el derecho a movernos de manera segura es obligación de un Estado que muchas veces opta por desentenderse.