Leopoldo López: intrusar la propiedad y suprimir la libertad
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El dirigente venezolano Leopoldo López, condenado a 14 años de prisión en las mazmorras del régimen dictatorial de Nicolás Maduro por liderar manifestaciones opositoras en 2014, recibió el beneficio del arresto domiciliario en 2017. En 2019, pudo asilarse en la embajada de España en Caracas, desde donde se trasladó a Madrid, en 2020, a reencontrarse con su esposa, Lilian Tintori, sus hijos y sus padres. Desde entonces, reside en España.
El líder de Voluntad Popular nunca calló sus denuncias sobre las violaciones a los derechos humanos en su país, las persecuciones a opositores y a la prensa independiente y, desde el exilio, sigue de cerca el dramático presente que sufren sus compatriotas, sumidos en el hambre por obra de una tiranía.
López no ha dejado de concurrir a todos los foros internacionales, tanto en Europa como en América, a dar testimonio de la trágica realidad venezolana, al igual que su padre, Leopoldo López Gil, eurodiputado por el Partido Popular español.
En la madrugada del 22 de octubre último, hombres armados y encapuchados del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) irrumpieron con violencia en el domicilio deshabitado de la familia López- Tintori en el barrio Palos Grandes, en Caracas. Con absoluta impunidad y brutalidad, forzaron una puerta y un portón para ingresar con una camioneta de la fuerza de inteligencia, que responde a Diosdado Cabello, la que salió cargada de objetos y bienes robados al matrimonio López. Llegaron incluso a secuestrar al vigilador privado allí apostado, Rubén Briceño, de quien no se han vuelto a tener noticias. La ocupación ilegal del inmueble se mantiene hasta el presente.
Con procederes mafiosos, el tiránico régimen de Maduro envía así mensajes temerarios a López, extendiéndolos a todos quienes osen criticar al gobierno de Venezuela. Sin embargo, será difícil silenciar a quien ya ha sido víctima de aprietes y encarcelamientos por mostrar el verdadero rostro de la dinastía chavista en cuanto foro y organismo internacional ha podido.
Mientras tanto, nuestro presidente, Alberto Fernández, defiende extraviado y cómplice en la ONU al gobierno de Maduro y califica al totalitarismo comunista de Xi Xinping como un “modelo para el mundo”.
Quienes defienden la libertad no pueden menos que solidarizarse con quienes alzan valientemente la voz en favor del pueblo venezolano y reclamar que la política exterior argentina retome el rumbo que nunca debió perder.