Las vacunas y el cinismo
CARACAS.- “Este lunes ha llegado a nuestro país (por Venezuela) otro cargamento de la Sputnik V. Agradecemos a Rusia por ese apoyo y solidaridad, continúa la vacunación”. Esas fueron las palabras de la vicepresidenta del régimen hace dos días. El celebrado “cargamento” es de 50.000 vacunas, aunque no aclara si son dosis, por lo que el número se reduciría entonces a la mitad. Lo dijo con una amplia sonrisa, con satisfacción porque el gobierno ruso los “apoya” en la campaña de vacunación que los expertos del régimen diseñaron y que comenzó a principios de marzo con los primeros de la lista, su jefe y su mujer, además de los diputados de la asamblea rojita. Esas son las prioridades y de allí su felicidad.
El porcentaje de muertes de médicos por habitantes en Venezuela es alarmante. Todos los días se anuncia el fallecimiento de algún especialista que debió estar vacunado aunque sea con la primera dosis. Cada muerte del personal de salud se agrega a la lista de asesinatos rojitos. Al paso que vamos, de 50.000 en 50.000, los venezolanos terminarán de vacunarse en 20 años. Y mientras tanto el país se convertirá en un cementerio, entre los muertos por contagio, los que se lleva el hampa, los que fallecen de hambre, los que asesinan los cuerpos de seguridad del régimen y la guerrilla.