Las libertades en Hong Kong
Cuando en 1997China y Gran Bretaña celebraron finalmente su acuerdo de retrocesión de la soberanía sobre Hong Kong a la República Popular China, se convino expresamente que este último país respetaría plenamente todas las libertades personales de los habitantes de Hong Kong, hasta el año 2047. Muchos dudaron entonces de que China cumpliría la palabra empeñada. Y en función de lo que actualmente sucede, puede inferirse que tenían razón.
El respeto por aquel compromiso ha sido dejado unilateralmente de lado. China ha impuesto ya su draconiana ley de seguridad personal a los habitantes de Hong Kong, sin cumplir en absoluto con el principio básico que había sido acordado: "Un país, dos sistemas". Las autoridades chinas olvidaron muy rápidamente sus compromisos, como si su palabra no tuviera valor alguno.
En abierta violación de las libertades de opinión y de prensa, China ha detenido y encarcelado a aquellos dirigentes locales que son los voceros más notorios de la defensa de las libertades personales en Hong Kong.
Entre ellos, detuvo al prodemócrata Jimmy Lai y a sus dos hijos, Agnes Chow y Wilson Li. El régimen chino pretende así amordazar a la población, presuntamente en represalia por sus conmovedoras marchas masivas en defensa de sus libertades individuales, que están efectivamente cada vez más constreñidas y comprometidas. Se los acusa, sin prueba alguna, de estar presuntamente en colusión con "fuerzas extranjeras", con el propósito estratégico de provocar el caos.
Mientras tanto, Pekín acaba de sancionar, entre otros, a los activos senadores norteamericanos Ted Cruz y Marco Rubio, quienes acusan al gobierno chino de debilitar la tradicional autonomía de Hong Kong. Una prueba más de cómo se está complicando aceleradamente la relación bilateral entre los Estados Unidos y China, al tiempo que crece la pugna entre ambas naciones por la hegemonía comercial global.