Largo aplauso a una mujer extraordinaria
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En una reacción sin precedente, los alemanes despidieron calurosamente a su canciller, Angela Merkel, con seis largos minutos de continuados aplausos que explotaron espontáneamente en calles, ventanas y balcones de los edificios de las principales ciudades germanas. Merkel fue la primera mujer en ocupar la cancillería alemana desde el nacimiento del Estado alemán, en 1870, desde donde dirigió los destinos de 80 millones de ciudadanos.
Su larga y exitosa gestión de gobierno ha merecido la aprobación de más del 70% de sus compatriotas, nada ni remotamente parecido a nuestra realidad nacional.
El impacto de su destacadísima labor en el escenario internacional seguramente encendería similares guarismos de aprobación en el mundo, que valora sus extraordinarios e inteligentes aportes en materia de política exterior.
Doctora en química, nacida bajo el régimen comunista, Merkel ha sido ejemplo de honestidad, prudencia, equilibrio y racionalidad a la hora de enfrentar numerosas crisis. Una verdadera estadista. No cambió su domicilio, no ubicó a familiares en el gobierno y deja un país potente al frente de Europa y una vara elevada para sus sucesores.
El próximo 26 de septiembre, los alemanes elegirán en las urnas al sucesor de Merkel. Por el momento al menos, su heredero en la conducción de la Democracia Cristiana de Alemania, Armin Laschet, se sitúa como el candidato del bloque de centroderecha con mayores probabilidades de reemplazarla en la administración de su país, aunque por escaso margen sobre el opositor Partido Verde, cuya popularidad ha crecido significativamente en los últimos meses.