La Reserva Ecológica
A principios de siglo XX, la Reserva Ecológica Costanera Sur era río. Y miles de porteños lo disfrutaban bañándose en el Balneario Municipal. Hacia los años 60, la contaminación hizo que la gente dejara de usarlo. Se decide entonces ganarle terreno al río para construir allí el Centro Administrativo de la Ciudad, proyecto abandonado en 1984. Es entonces cuando el verde le gana al gris, la naturaleza se impone sobre el cemento y, entre los escombros, nace la actual Reserva Ecológica, que se crea formalmente el 5 de junio de 1986.
Sus 350 hectáreas poseen más de 2000 especies registradas, ente flora y fauna, y son un verdadero muestrario de los distintos ecosistemas nativos de la llanura chaco-pampeana. Es importante destacar que la ciudad cuenta con escasos espacios verdes, por lo cual la Reserva Ecológica constituye un ámbito único. No en vano la Constitución de la ciudad lo refleja en su articulado, según diferentes figuras: como reserva declarada, como espacio verde y también como espacio público costero. Su importancia está dada también porque reduce el efecto isla de calor, captura partículas contaminantes, atenúa ruidos, retiene aguas y ataja sudestadas.
Miles de desastres naturales ocurren cada año en el planeta y hay zonas más susceptibles que otras a sufrirlos. A lo largo de sus casi 34 años de vida, la Reserva sufrió centenares de incendios, proceso natural en la regeneración y renovación de los ecosistemas. Pero solo un 4% se dan naturalmente, por ejemplo, debido a la caída de rayos, según un informe del Fondo Mundial para la Naturaleza. La mayoría son provocados por seres humanos involuntaria o deliberadamente. En el primero de los casos, por negligencia en el uso del fuego, por ejemplo, al arrojar colillas de cigarrillos, hacer fogatas o dejar envases de vidrio o de plástico cuyo efecto lupa intensifica el calor de los rayos solares. En el segundo de los casos, por maldad pura o, como se aseveraba en otros tiempos, provocados con la intención de quitarle el carácter natural a fin de lograr la privatización y favorecer emprendimientos inmobiliarios.
Datos provistos por la Organización Meteorológica Mundial indican que los incendios queman más de 30 millones de hectáreas anualmente a nivel global, principalmente durante las estaciones secas.
El cambio climático se caracteriza por el aumento de eventos extremos como períodos largos de sequía, olas de calor más asiduas que suelen durar más y con valores extremos, aumento de la intensidad de vientos y recurrencia de tormentas eléctricas.
Ese cambio no es en sí mismo el que causa un incendio. Los aportes humanos definitivamente tienen mucho que ver, ya que amplifican los riesgos empeorando las condiciones de inicio y de propagación al traer aire más seco y caliente, crear ecosistemas más inflamables al aumentar la tasa de evaporación y generar una gran cantidad de biomasa seca. Así, los pajonales secos de la Reserva Ecológica son un combustible ideal.
Ni el más grande de los incendios allí podría compararse mínimamente con los recientes de California, Portugal, Australia o Brasil, pero deberían estos servir para tomar conciencia. Es necesario extremar controles e insistir en medidas de prevención.
Toda la Reserva se encuentra señalizada con carteles que indican buenas prácticas de higiene y de prevención de incendios, y guardaparques la recorren constantemente. Está bien cuidada y preparada para las contingencias. Cuenta con sistemas de alertas tempranas a través de tres cámaras domo de dos lentes: uno óptico, que permite hacer zoom, y el otro térmico, que mide los parámetros de temperatura. La imagen que entregan es en escala de grises, siendo el color más claro el de mayor temperatura. Esto permite detectar fácilmente posibles focos de incendio y prevenir daños mayores. Por otro lado, dos tanques reservorios de agua de 300.000 litros cada uno, 146 bocas de impulsión y 10.500 metros de cañería cubren toda la Reserva. Sumada a su capacitado personal, la Reserva cuenta con guardia de Bomberos de la Ciudad y bomberos voluntarios de San Telmo y Puerto Madero.
El incidente de enero afectó 100 metros cuadrados en la zona del Camino de los Alisos y el Camino del Medio y no se propagó gracias a la pronta colaboración de todos los citados, más la División Riesgos Forestales y Grupo Especial de Rescate de la Policía Federal, la Prefectura Naval Argentina, el SAME y Defensa Civil. Una superficie mínima comparada con registros más antiguos que muestran una mayor periodicidad y una mayor superficie afectada.