La Noche de los Museos
- 3 minutos de lectura'
Una vez más, la cultura en todas sus formas generó una fuerza que permitió iluminar Buenos Aires como un faro en medio de la brumas que nos envuelven. La Noche de los Museos produce ese fenómeno que transforma la ciudad en un ardiente peregrinar de barrio en barrio para descubrir sus entrañas. Y eso quedó reflejado en las casi tres millones de personas que de diversas formas se comprometieron con la invitación gratuita que hicieron museos, instituciones culturales y hasta clubes de fútbol que abrieron sus puertas desde las 19 del pasado sábado hasta altas horas de la madrugada del domingo.
El gobierno de la ciudad creó para esta ocasión un gran espacio lúdico dedicado a bebés y niños de hasta 12 años, que disfrutaron de un ámbito especialmente recreado.
El Museo de Arte Moderno, desde el eterno San Telmo, aprovechó esta noche histórica para agasajar a Nicolás García Uriburu y exponer una importante cantidad de obras del inolvidable creador argentino. El Museo Sarmiento, en el corazón de Belgrano, exhibió reliquias valiosas y mobiliario histórico. La Fundación Jorge Luis Borges, hoy conducida por los cinco sobrinos y herederos de María Kodama, optó por tomar esta fecha para hacer un movimiento que expresa su reincorporación al sistema activo de lo vital, tras el fallecimiento de su fundadora.
La redondeada cúpula del Planetario Galileo Galilei adhirió a este encuentro ciudadano con un show astronómico en el domo.
Largas filas se hicieron en el Malba para admirar la colección Costantini de arte contemporáneo, en tanto que el Museo Mitre estrenó obras de refacción que tienen que ver con distintas áreas rescatadas y debidamente protegidas que lo tornan impecable en su infraestructura.
La Fundación Proa, el emblemático espacio de La Boca, junto al Museo Benito Quinquela Martín y el espacio del Teatro Colón, exhibió su frente iluminado, ante la mirada absorta de embelesados turistas de diversas nacionalidades.
Una vez más, y por 19 años consecutivos, la vida cultural de Buenos Aires y la Argentina toda, a través de estos esfuerzos privados y públicos, puso en valor sus riquezas, tesoros y secretos para hacernos pensar que tal vez en sus historias y sus testimonios esté la gran fuerza que reclama este país para refundarse y volver a ser la París de América, y no un mero centro comercial masivo donde los turistas extranjeros llegan para comprar barato.
Por cierto, Buenos Aires es mucho más que eso. Los 290 espacios culturales en que reside la Argentina grande, que todos creamos y sostuvimos por décadas, deben ser el gran sostén y la fuente de inspiración para cimentar nuestro futuro.