La ley de celiaquía
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La celiaquía es una afección de las llamadas autoinmunes, cuyo conocimiento y detección se ha extendido mucho en los últimos años. La intolerancia al gluten, una proteína que se encuentra en el trigo, la avena, la cebada y el centeno (TACC), dispara la reacción –a menudo traducida en diarrea, fatiga, pérdida de peso, fracturas, hinchazón y anemia– con potenciales graves complicaciones. Su diagnóstico se realiza mediante un análisis de sangre y no hay otro tratamiento que la dieta bajo estrictos estándares de seguridad para evitar contaminaciones.
Según el Ministerio de Salud de la Nación, uno de cada 100 adultos padece celiaquía y la sufren también uno de cada 79 menores de edad, con un importante aumento de la prevalencia e incidencia en los últimos tiempos, a pesar de que no tengamos registros precisos en la Argentina.
Diversos estudios determinaron que ocho de cada diez celíacos no lo saben. Muchos especialistas afirman que todos los seres humanos compartimos la sensibilidad al gluten, por lo que se inclinan por recomendar que se evite su ingestión. Solo un 2 o 3% de quienes tienen la condición genética desarrollan la enfermedad.
La ley de enfermedad celíaca fue sancionada en 2009 y modificada en 2015. Estos últimos cambios no habían sido aún reglamentados por lo que celebramos la reciente publicación en el Boletín Oficial del decreto correspondiente.
La norma declara de interés nacional la atención médica, la investigación clínica y epidemiológica, y la capacitación profesional en la detección temprana, diagnóstico y tratamiento de la enfermedad. Establece, también, la obligatoriedad de que restaurantes, bares, comedores infantiles, escuelas primarias, secundarias y universidades, aeropuertos, hospitales, cárceles y colectivos de larga distancia provean un menú libre de gluten y fija la cobertura que deben brindar las obras sociales y empresa de medicina prepagas para la compra de alimentos sin TACC que siempre tienen precios más elevados. El monto pasa de $2672 a $7806 y será actualizado cada seis meses.
Otro de los aciertos de la reglamentación es que exige que los medicamentos se identifiquen en función de su contenido de gluten para evitar su ingesta involuntaria por desconocimiento de su composición. En cuanto a los alimentos, se actualizó el listado oficial que ya registra inscriptos 23.000 productos libres de gluten y se fijó un logo oficial para identificarlos.
Supermercados, restaurantes, panaderías y servicios de catering se expanden para dar respuesta a esta creciente demanda. En buena hora, aunque siempre deberá tenerse en cuenta que la ausencia de TACC no garantiza que se trate siempre de alimentos saludables. Los ultraprocesados no son la excepción y las recomendaciones a la hora de cuidar la salud siguen excluyéndolos.