La inflación viene con pícaras mentirillas
Los gremialistas suelen incurrir en pícara mentirilla con intenciones casi siempre loables (por caso, para arrimar mejoras salariales a ciertos sectores del proletariado). La pícara mentirilla consiste en proclamar que las mejoras salariales no provocan inflación. Vea, don Moyano, los argentinos venimos disputando la maratón de los precios y los salarios desde hace más de sesenta años, en cuyo transcurso hemos adquirido una certeza bastante antipática: toda suba salarial -en tanto masiva- funciona como una especie de Viagra y brinda estímulos a la inflación. Son estímulos pasajeros, solo transitorios, qué pena.
Los doctores Kirchner, Aníbal Fernández y Amado Boudou compiten con los gremialistas en eso de incurrir en pícaras mentirillas. Como sabemos, se exprimen el cacumen para que resulte creíble cuanta hipótesis demuestre que la inflación fue domeñada, y que esto que hoy sucede es un reacomodamiento de precios, no más que eso. Sumamente ingeniosos, ellos encuentran solaz en la tarea de dibujar filigranas dialécticas para disfrazar la realidad, a sabiendas de que, si no resultan del todo convincentes, Guillermo Moreno sabrá imponer otros argumentos, en diez asaltos de tres minutos y con guantes de ocho onzas.
Los altos bonetes de la oposición dicen conocer la terapia adecuada para superar cuanta dolencia debilita los presupuestos hogareños, pero salta a la vista que expresan pícaras mentirillas. Es harto evidente que la oposición en general está enredada en porfías codiciosas y no atina a mostrarse cual Moisés de vuelta del Sinaí, portadora de serios programas de conducta política.
Por suerte, fuentes del Banco Central ofrecen pautas que soslayan toda intención de engaño. Vean qué dato significativo: la impresión de billetes de 100 pesos ha debido acelerarse, debido a que les crecieron alas y se largan a volar cada vez más rápido. Circulan hoy unos 900 millones de billetes de esa denominación, el doble de los que circulaban en 2007. Pregunta insidiosa: ¿y por qué hacen falta hoy muchos más billetes de 100 pesos que hace tres años?
Cruda respuesta: por culpa de la inflación, responsable de que el peso moneda nacional, nacido en 1894, feneciera en 1970, sustituido por el peso ley 18188. En adelante, redivivos procesos inflacionarios dieron origen al peso argentino, en 1983; al austral, en 1985; al peso convertible, en 1992, y al peso vigente, tan esmirriado, por cuya suerte nos acongojamos desde 2002.
No hay vuelta que darle: en política, la inflación y las pícaras mentirillas son tal para cual, se necesitan casi tanto como el yin necesita al yang.
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