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MADRID.- La advertencia lanzada por la Unesco sobre que los programas de inteligencia artificial (IA), que son utilizados por un 80% de los jóvenes tanto en el ámbito educativo como de ocio, están propagando e incluso inventando hechos históricos falsos relativos al Holocausto es un impactante recordatorio de las consecuencias que la falta de un marco regulatorio claro sobre esta tecnología puede tener en la sociedad. La investigación de la Unesco explica cómo las herramientas analizadas cometen todo tipo de errores, desde la invención del término “Holocausto por ahogamiento” –que las víctimas judías morían por ser arrojadas a lagos y ríos y no en fusilamientos masivos o cámaras de gas como pasó– a la exculpación de altos jerarcas nazis como Joseph Goebbels, ministro de Propaganda: algunos modelos de inteligencia artificial aseguran al usuario que Goebbels intentó evitar la violencia contra los judíos y no participó en el Holocausto.
La IA, como cualquier tecnología, puede significar una mejora muy notable en la sociedad, pero también una eficaz herramienta de sometimiento. La desinformación se está aprovechando de este cambio, y el debate público va muy por detrás de la velocidad de esta realidad.