La guerra con Paraguay
Hace ciento cincuenta años, el 13 de abril de 1865, la ciudad de Corrientes era atacada por buques de guerra y fuerzas terrestres del Paraguay. Luego de tomar dos naves argentinas, el Gualeguay y el 25 de Mayo, 20.000 hombres penetraban hacia el Sur. Como los varones salieron a campaña comandados por el gobernador Manuel Lagraña en un desesperado intento de contener al invasor, algunas de sus esposas fueron llevadas en cautiverio a territorio paraguayo y arrojadas a los pies del dictador Francisco Solano López. Soportaron con entereza todo tipo de vejaciones. También las sufrieron los ancianos y niños, hasta que meses más tarde las tropas se vieron obligadas a replegarse sobre su territorio.
La Argentina, presidida por Bartolomé Mitre, se hallaba casi inerme para soportar el peso de un ataque que se basaba en la negativa del gobierno de permitir al presidente paraguayo que sus ejércitos pasaran por el territorio nacional para llevar la guerra a Brasil y Uruguay. Fue muy difícil revertir la situación, a pesar de que el país se alió con los Estados involucrados en la lucha.
No es del caso rastrear, pues ya lo han hecho respetables historiadores de los cuatro países, los remotos orígenes de este enfrentamiento, que algunos remontan a la etapa colonial, pero sí decir que López, que desde hacía tiempo se preparaba para ser "el árbitro del equilibrio en el Plata", desencadenó una tragedia que duró cinco años y cuyo resultado fue la destrucción del Paraguay y el agotamiento humano y material de los demás contendientes.
Felizmente, con el paso del tiempo, los cuatro países tendieron profundos lazos de amistad, desarrollaron emprendimientos comunes y pusieron fin a las disputas patrioteras estimuladas por los gobiernos autoritarios que en ciertas etapas del siglo XX rigieron los destinos de las naciones afectadas.
Habría que señalar una excepción: la actual presidenta argentina pretendió exhumar en varias ocasiones antiguas disputas, al denominar aquel prolongado conflicto "la Guerra de la Triple Infamia", en alusión a Brasil, Uruguay y a su propia patria. Y habría que recordar que no hace muchos años se le dio el nombre del presidente invasor a una unidad del Ejército ubicada en la frontera.
En el contexto regional actual no está de más evocar los sacrificios de la población civil y el heroísmo de los combatientes de los cuatro ejércitos, pero también rememorar los pasos dados a lo largo de la historia para fortalecer una amistad que está por encima de las políticas desafortunadas y del chauvinismo de algunos gobernantes.