La eternización de “Chiqui” Tapia
Pese a que no fueron aventadas las sospechas de negociados, la AFA seguiría siendo conducida hasta 2028 por su actual presidente
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Aquel viejo refrán según el cual quien se fue a Sevilla perdió su silla no podría aplicarse bajo ningún concepto a Claudio “Chiqui” Tapia, porque parece ser que, una vez que llega a un lugar, al presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) no hay forma de alejarlo de su asiento pese a las sospechas acerca de su turbia gestión.
Prueba de esto es que impulsó un adelantamiento de la fecha de elecciones de autoridades de la AFA y el 17 de octubre, en una asamblea general de la entidad, se lo proclamará para que inicie su tercer mandato al frente del futbol argentino hasta 2028, por lo que cumpliría más de una década en ese cargo.
Eso no sería todo, ya que Tapia también está a punto de cumplir diez años como vicepresidente de la Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado (Ceamse), al tiempo que se debe recordar que previamente fue por 16 años presidente del club Barracas Central, que llegó a la primera división del fútbol local en 2022 y juega como local en su modesto estadio, pese a tener capacidad para solo 4400 espectadores. La cancha, como no podía ser de otra manera, lleva el nombre de Claudio “Chiqui” Tapia.
El nuevo comité ejecutivo de la AFA, que asumiría en marzo próximo, expone con total evidencia los intereses, premios y castigos que se aplican en la máxima institución del fútbol nacional. Por un lado, incorpora como vicepresidente primero al titular de Boca Juniors, Juan Román Riquelme, un vocero activo a la hora de oponerse a la habilitación de las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD), y por otro, deja fuera del armado, a los presidentes de Estudiantes de La Plata, Juan Sebastián Verón, y de Talleres de Córdoba, Andrés Fassi, por ser fervientes defensores de la posibilidad de que los clubes se transformen en SAD.
Los restantes apellidos que escoltarán a Tapia en su nuevo mandato confirman sus vínculos con el kirchnerismo y con el gobierno bonaerense de Axel Kicillof, dado que uno de los vicepresidentes de la AFA será Carlos Montaña, delegado de Independiente cuyo referente político es Sergio Berni y actual jefe de Gabinete del Ministerio de Seguridad bonaerense. También figura Mariano Cowen, presidente de Gimnasia Esgrima de La Plata, designado por el propio Kicillof como administrador del hipódromo platense.
Otra gambeta de Tapia parece ser la futura mudanza de la sede de la AFA al complejo ubicado en Ezeiza, lo que le permitirá eludir el control de la Inspección General de Justicia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y quedar bajo la órbita del área judicial de la provincia de Buenos Aires.
Lo cierto es que Tapia aseguró su continuidad al frente de la AFA pocos días después del escándalo surgido a partir de muy polémicos fallos arbitrales en el partido disputado entre Boca Juniors y Talleres de Córdoba por la Copa Argentina y sin que muchas de las sospechas acerca de posibles negociados con los partidos de la selección nacional de fútbol se hayan aún esclarecido.
Su llegada al poder de la AFA se produjo en marzo de 2017, con el respaldo de su suegro, el sindicalista Hugo Moyano, y de Daniel Angelici, en ese entonces presidente de Boca Juniors; luego aglutinó el apoyo de clubes del ascenso y de ligas del interior del país, y se fortaleció a partir de los logros conseguidos por la selección mayor.
En otro orden, mientras Tapia se opone públicamente con énfasis a las SAD, fue protagonista del llamado culto a la personalidad y consiguió en la provincia de Santa Fe algo que ni siquiera Lionel Messi obtuvo: poseer una calle con su nombre. Este insólito hecho se concretó en la pequeña localidad de Sargento Cabral, que tiene poco más de mil habitantes y se encuentra a 78 kilómetros de la ciudad de Rosario. Según se informó desde la AFA, la calle fue rebautizada en “reconocimiento a la labor del dirigente junto al seleccionado argentino”.
Más allá de la cuestionable eternización de Tapia en el poder, la discusión por la habilitación de las SAD o las calles rebautizadas, lo imprescindible para el fútbol argentino es recuperar la transparencia en los arbitrajes, mejorar la estructura de los torneos, desterrar la improvisación y la manipulación arbitraria de las decisiones. Conociendo a algunas de las personas que estarán sentadas en el consejo directivo de la AFA hasta 2028, cuesta mucho ser optimistas.