La "encíclica verde", un llamado urgente y necesario
En un documento contundente, el Papa reclamó trabajar sin mezquindades para superar la crisis socioambiental mediante una verdadera conversión ecológica
En un mensaje claro, llano y contundente, el papa Francisco irrumpió en el debate sobre cambio climático. Lo hizo mediante la presentación de su primera gran encíclica, Laudato si' ("Alabado seas", en dialecto umbro), en la que llama a una "conversión ecológica".
"No hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socioambiental. Las líneas para la solución requieren una aproximación integral para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y simultáneamente para cuidar la naturaleza", es apenas uno de los párrafos que contiene este inédito documento ético, una expresa denuncia sobre la relación directa entre destrucción del medio ambiente, pobreza y explotación económica, sin dejar de destacar la belleza e importancia de la naturaleza, más allá de cualquier otro tipo de valoración que pueda darle el mercado.
Si bien las encíclicas son textos dirigidos fundamentalmente a los creyentes, en este caso posee una dimensión planetaria, un "llamamiento urgente a un nuevo diálogo sobre el modo en que se está construyendo el futuro del planeta", ya que "se necesitan los talentos y la implicación de todos para reparar el daño causado por el abuso humano a la creación de Dios", dice Francisco.
La encíclica sorprende por la profundidad y amplitud de los temas que aborda, entre ellos, la contaminación y el cambio climático, la cuestión del agua, la pérdida de la biodiversidad, el deterioro de la calidad de la vida y la degradación social, la inequidad planetaria, la debilidad de las reacciones y la diversidad de opiniones respecto de estas problemáticas. También refiere a la luz que ofrecen la fe y la sabiduría de los relatos bíblicos. "La existencia humana se basa en tres relaciones fundamentales estrechamente conectadas: la relación con Dios, con el prójimo y con la tierra. Según la Biblia, las tres relaciones vitales se han roto, no sólo externamente, sino también dentro de nosotros. Esta ruptura es el pecado", sostiene.
En un capítulo llamado "Raíz humana de la crisis ecológica", Francisco destaca que "hoy el paradigma tecnocrático se ha vuelto tan dominante que es muy difícil prescindir de sus recursos, y más difícil todavía es utilizarlos sin ser dominados por su lógica". Y reflexiona acerca de la ecología ambiental, económica y social: "El ritmo de consumo, de desperdicio y de alteración del medioambiente ha superado las posibilidades del planeta, de tal manera que el estilo de vida actual, por ser insostenible, sólo puede terminar en catástrofes, como de hecho ya está ocurriendo periódicamente en diversas regiones".
La encíclica, que según el propio Vaticano, fue el documento papal más esperado de la historia, resulta particularmente vigorosa cuando, respecto del cambio climático, critica "la debilidad de la reacción política internacional. El sometimiento de la política ante la tecnología y las finanzas -afirma el Papa- se muestra en el fracaso de las cumbres mundiales sobre medio ambiente. Hay demasiados intereses particulares y muy fácilmente el interés económico llega a prevalecer sobre el bien común y a manipular la información para no ver afectados sus proyectos".
También resalta que la tecnología basada en "combustibles fósiles muy contaminantes necesita ser reemplazada progresivamente y sin demora" y propone para ello un diálogo sobre el medio ambiente en la política internacional aunque no deja de señalar que en el cuidado de la diversidad biológica los avances no han sido significativos.
Finalmente, la encíclica invita a apostar por otro estilo de vida, por una educación para la alianza entre la humanidad y el ambiente, y por una conversión ecológica.
Con afecto, la encíclica menciona reflexiones del patriarca ecuménico Bartolomé, como aquella que afirma que los crímenes contra la naturaleza constituyen un pecado. Era previsible: Francisco ha invitado muchas veces a todas las religiones a trabajar juntas por la paz, por el desarrollo social y la defensa del medio ambiente.
El escrito papal es un canto a la belleza del planeta, que ahora debe ser multiplicado para que pueda llegar a muchas personas, pero es también y fundamentalmente un grito de alerta a una sociedad consumista y un aporte esencial a la Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático 2015. Quizá por eso deja percibir una sensación de urgencia: se necesitan acciones concretas para hacer frente al calentamiento global, para lo cual propone un cambio drástico de corazón. Es un documento moral de lectura imperdible.