La decisión comercial china
Un motivo para suspender las importaciones de aceite de soja por parte de China son las restricciones comerciales argentinas
Cosntituye un hecho preocupante para el comercio exterior de nuestro país la decisión de la administración china de pedir a sus importadores de aceite de soja que no adquieran este producto de la Argentina, que es el primer exportador mundial, del cual el país asiático es a la vez el principal comprador. La medida afectaría a productores de soja, a la potente industria que transforma el grano en aceites y harinas proteicas, al ingreso fiscal por medio de las elevadas retenciones vigentes y, en términos generales, a la economía en su conjunto. Descartando el hecho de que los importadores chinos no cumplan con los deseos de su gobierno, el perjuicio dependerá de la duración de la suspensión del comercio. Sin duda se trata de un hecho grave y la cuestión debe ser resuelta rápidamente.
Entre los hechos registrados, se señala la existencia, en el aceite exportado, del residuo de un solvente utilizado en el proceso industrial, que no debería superar las cien partes por millón en el producto final. Sin embargo, fuentes de nuestro medio aluden a un convenio entre autoridades de ambos países de 2005, por el cual no se tomaría en cuenta esa proporción, que indicaría la inexistencia de riesgos para los destinatarios del producto. Sin embargo, ayer mismo, el embajador argentino en Pekín manifestó que las autoridades chinas le habían señalado que embarques de aceite excedían ese límite, aunque sin indicar que sería motivo para interrumpir las importaciones.
Se ha señalado, asimismo, como razón para la medida, la molestia del gobierno chino por el desistimiento de la programada visita de la presidenta Cristina Kirchner al país asiático, cuya justificación resultó no sólo para las autoridades chinas, sino también para propios y extraños en general, como una manifestación grosera. El hecho ha sido, por cierto, lamentable, pero aun así no parece razonable la aplicación de una réplica comercial. En todo caso, la exclusión de la visita a nuestro país del presidente chino Hu Jintao, que viajará a Brasil, Chile y Venezuela, podría explicarse como una devolución de atenciones.
Resta mencionar entre las potenciales motivaciones de la medida china la existencia de restricciones comerciales aplicadas por nuestro país a la importación de productos chinos, principalmente calzado, textiles y productos varios, practicadas principalmente bajo la forma de derechos antidumping y precios mínimos de importación. Una simple revisión de todas las restricciones comerciales aplicadas en los dos últimos años por nuestro país encuentra a China como el principal destinatario, seguido por Brasil, cuya reacción no se hizo esperar bajo la forma de respuestas comerciales. Es explicable, entonces, que las autoridades chinas no permanecieran pasivas ante hechos que no solamente afectan sus exportaciones, sino que puedan otorgar sustento a medidas similares de parte de otras naciones para proceder del mismo modo.
En tanto, la reacción de las autoridades nacionales ha sido reclamar por las vías diplomáticas habituales, declarando al mismo tiempo que no abandonarán la protección de las empresas locales. Sin perjuicio de las motivaciones políticas de tal respuesta, el gobierno argentino deberá tener en cuenta que su política de substitución de importaciones, frecuentemente valorada por sus más altos representantes, tiene patas cortas no solo por afectar legítimos intereses locales de variada naturaleza, sino por desatar represalias comerciales y también por potenciales acciones legales ante los tribunales de la Organización Mundial del Comercio.
La duración de los hechos y el mejor conocimiento de sus motivaciones permitirán medir sus perjuicios y eventualmente evidenciar los errores del proteccionismo y el aislacionismo comercial del que hacemos gala. El gobierno espera una pronta solución, que de ser así dejaría como saldo un llamado de atención respecto de la continuidad de las restricciones comerciales aplicadas al gigante asiático. Favorece esta percepción respecto de una breve duración del conflicto el hecho de que existen solo tres grandes exportadores de aceite de soja, el principal de los cuales es precisamente la Argentina y también que los mercados respectivos no han mostrado efectos desestabilizadores.