La Cumbre y la defensa aérea
En una muestra de preocupación por garantizar la seguridad en la IV Cumbre de las Américas, el gobierno de Néstor Kirchner reveló que, ante casos extremos, la Fuerza Aérea utilizará misiles aire-aire Side Winder, modernizados en los Estados Unidos, para proteger a la ciudad de Mar del Plata y a los 34 presidentes del continente americano que se reunirán allí durante el mes próximo.
Sin embargo, esta decisión que no debería haber ofrecido mayores cuestionamientos o reparos por parte de las autoridades nacionales, no resultó ser una cuestión pacífica entre el ministro de Defensa, José Pampuro, y el canciller Rafael Bielsa, a su vez candidatos a legislador nacional en los dos distritos más importantes del país.
En efecto, en las últimas horas, ambos funcionarios expresaron públicamente posiciones diferentes respecto de la necesidad de respaldarse en alguna norma expresa para que la Fuerza Aérea pueda disponer el derribo de aviones sospechosos que vuelen en "situación belicosa", que no corrijan su rumbo y pongan en peligro la seguridad del cónclave. Mientras que Pampuro ratificó que el Gobierno "no necesita" una nueva ley para derribar aviones que sobrevuelen sin permiso zonas vedadas porque "está contemplado en la ley de defensa nacional", Bielsa sostuvo que "la Argentina no va a derribar ningún avión porque no hay una ley de derribo ni convenciones internacionales a las que esté suscripta". El canciller agregó que "si se derribara un avión, la Argentina debería responder ante el país de bandera del avión en cuestión, ante el país de eventuales damnificados y ante tribunales internacionales".
Para agregar mayor confusión, el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, aseguró que el Gobierno "no está previendo" que se derriben aviones durante la próxima Cumbre de las Américas, en Mar del Plata, pero advirtió que si aparece una aeronave con fines belicosos "habrá que defenderse", sin dar mayores precisiones de cómo habría de hacerlo y a cuáles mecanismos de defensa se recurriría.
En cualquier caso, se ha abierto un serio e inoportuno interrogante sobre los operativos de seguridad que se desplegarán en la IV Cumbre de las Américas, de la que participarán, entre otros jefes de Estado, el presidente de los Estados Unidos, George W. Bush. Una de las condiciones que debe asegurar el país anfitrión es la seguridad de todos sus participantes y, en consecuencia, no deben quedar dudas sobre cuáles serán los procedimientos que las autoridades van a seguir ante la menor insinuación de que la seguridad física de cualquiera de ellos pudiera encontrarse amenazada. Al respecto, la posición del ministro Pampuro ha sido clara y concreta: "Yo soy el ministro de Defensa y, por lo tanto, el que debe hablar de los temas de Defensa".
Así como el operativo de seguridad terrestre se encuentra definido y coordinado a través del Ministerio del Interior, que organizará a las fuerzas locales de seguridad para cumplir el objetivo, con el apoyo de agentes de inteligencia, a los que se sumarán los miembros de seguridad de cada uno de los jefes de Estado, resulta indispensable también garantizar la seguridad aérea. Para ello es necesario que las diferencias planteadas entre los ministros de Relaciones Exteriores y de Defensa queden definitivamente disipadas ya que, en definitiva, el país debe demostrar que se encuentra en condiciones de responder a los desafíos que asumió cuando aceptó ser sede de tan importante encuentro regional.