La crisis exige coraje político
WASHINGTON.- Es razonable frente a esta pandemia actuar con extrema precaución al evaluar a los que ingresan en los Estados Unidos, e incluso excluir a la mayoría de los viajeros extranjeros de Europa occidental y China, algunas de las regiones más devastadas del mundo. Es diferente imponer un régimen sistemático, draconiano y extralegal, nunca contemplado por el Congreso, cuyo efecto es ignorar y anular 40 años de leyes de asilo e inmigración.
Trump había endurecido severamente los procedimientos de asilo antes de la pandemia, pero no había podido hasta ahora eliminar la posibilidad de que los inmigrantes con solicitudes de asilo razonables pudieran recurrir a los tribunales y ser allí escuchados.
Respetar esos procedimientos de asilo, como respetar las libertades civiles, presenta pocos desafíos durante la prosperidad y el tiempo de paz. Es más difícil y requiere coraje político cuando el país se tambalea económicamente y en una situación que equivale a una suerte de guerra, como ocurre hoy.
Sin embargo, es precisamente en tiempos de emergencia cuando cualquier país enfrenta sus pruebas más severas, que cuestionan el carácter y los valores esenciales de la nación. Se avergüenza cuando no está a la altura de esas cualidades y valores, como lo hizo Estados Unidos cuando encarceló por la fuerza a más de 100.000 japoneses estadounidenses en campos de internación durante la Segunda Guerra Mundial.
Eso es lo que Trump está haciendo ahora al traicionar la larga tradición de este país como un faro para aquellos hombres que huyen de la opresión.
The Washington Post