La ciudad necesita más árboles y espacios verdes
Los legisladores porteños deberían dar curso prioritario a los proyectos que proponen un distrito con una mayor y mejor calidad de vida para sus habitantes
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Cuando las temperaturas alcanzan extremos históricos y los desastres naturales se desatan con mayor frecuencia, el futuro se yergue sombrío y cada vez más amenazante para el planeta. Los seres humanos seguimos así contribuyendo afanosamente a la extinción de nuestra especie, por primera vez siendo potencialmente los únicos responsables. Las grandes urbes plantean desafíos impostergables. Uno de ellos es sumar espacios verdes, convertidos en pulmón para los ciudadanos agobiados por tanto cemento. Hablar de apenas seis metros cuadrados de espacio verde promedio disponible por habitante del distrito es marcadamente insuficiente cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda un mínimo de entre diez y 15 metros cuadrados en una cercanía de 300 metros.
En Balvanera, uno de los barrios con menos espacios verdes, el trabajo de vecinos iniciado en 2000 permitió recuperar una antigua estación ferroviaria abandonada. Desde hace dos años es el Parque público de la Estación, un maravilloso jardín rioplatense que alberga biblioteca, plaza de juegos, invernadero, polideportivo y anfiteatro.
Las grandes urbes plantean desafíos impostergables. Uno de ellos es sumar espacios verdes, convertirlos en verdaderos pulmones para los habitantes, agobiados por tanto cemento
Los vecinos de una antigua zona de quintas en el oeste de la ciudad, reclaman desde hace décadas una plaza. No tienen ninguna. Lo más parecido es un patio de juegos de cemento en Miranda y Emilio Lamarca. El reclamo se identifica como Una Plaza para Villa Santa Rita y el proyecto presentado por estos mismos vecinos en 2013 nunca alcanzó tratamiento legislativo. La realidad es que no hay ya lotes disponibles a tal fin en el barrio, apenas algunas fracciones de manzana, como la de Álvarez Jonte 3224, en cercanías del pasaje Granville, donde está prohibido construir en altura, lo cual lo vuelve apropiado. La iniciativa implica que el Estado adquiera un predio para darle un destino público. En los 80, el sueño de transformar la fábrica de cigarrillos Particulares se desvaneció cuando se erigieron allí unas torres.
Recientemente, la comuna 11 les propuso, a modo de premio consuelo, construir una plazoleta triangular de apenas 600 metros cuadrados en Elpidio González y Álvarez Jonte, pero resulta a todas luces insuficiente, por lo que el reclamo no cesa.
En Villa Ortúzar, otro grupo de vecinos se opuso a la construcción de un edificio de ocho pisos dentro de la Plaza Malaver y lanzó una convocatoria en la plataforma change.org.
Los abruptos cambios en el Código Urbano, muchas veces entre gallos y medianoche, modifican las zonificaciones y autorizan edificaciones que alteran la fisonomía de tantos barrios, dando cabida a millonarios negocios inmobiliarios que pocas veces se discuten como se debería, con la participación de todos los actores.
En 2021, la Legislatura porteña aprobó la ley de refuncionalización de terrenos baldíos en plazoletas, cuyo objetivo es convertir en plazas públicas los terrenos baldíos ociosos de propiedad privada que estén exentos de gravámenes y que se encuentren libres de ocupación y construcción. A cambio de disminuciones impositivas, se contempla acordar la cesión temporal y gratuita de los tales terrenos, una sana medida que podría alcanzar vasta aplicación.
El predio de la Facultad de Agronomía, tercer pulmón verde de la ciudad del que oportunamente nos ocupamos en estas columnas, fue finalmente abierto en septiembre pasado, luego de 17 meses, pero los vecinos denuncian que, de las 60 hectáreas solo se accede a 4,5, con calles internas y espacios de interconexión barrial cerrados al público.
Las presiones para evitar todo tipo de concesiones de la Nación para con la ciudad se hacen sentir ante la atenta mirada del kirchnerismo. Aún no hay resolución respecto de la cesión de 34 inmuebles al gobierno porteño realizada por Mauricio Macri en 2019 para cubrir deudas de la Nación contraídas por obras en la ciudad. El destino del Paseo del Bajo, los viaductos Mitre y San Martín y la cárcel de Caseros, entre otros, es hoy incierto, razón por la cual debemos insistir en la conveniencia de aprovecharlos para dar cabida a un mayor número de espacios verdes.
Con enormes necesidades urbanas de salud, esparcimiento y sociabilización, deberíamos atender la creación de todos los espacios verdes posibles, sin más excusas ni demoras.