La autonomía de Hong Kong
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El gobierno central chino está avanzando muy rápidamente rumbo a una profunda reforma de las leyes electorales de Hong Kong, de manera de poder consolidar su control absoluto sobre todos los aspectos de la administración local. Hong Kong, que alguna vez fuera un admirado ámbito de libertades personales, está dejando ciertamente de serlo.
China decidirá, en más, quiénes pueden ser candidatos a ejercer cargos electivos en Hong Kong y quiénes, en cambio, no podrán acceder a ellos. El Partido Comunista será hegemónico en materia de ejercicio del poder, eliminando toda posibilidad real de autonomía para los habitantes de Hong Kong e imposibilitando, por asfixia, el debate político efectivo.
Al propio tiempo, 47 dirigentes políticos opositores de Hong Kong han sido ya encarcelados y acusados de “subversivos” por pensar y tener opiniones propias. Ya nadie podrá defender la democracia en Hong Kong sin arriesgarse a perder por ello la libertad y terminar siendo denunciado por “terrorismo”.
De esa manera, China viola abierta y descaradamente los compromisos y las garantías derivados del acuerdo celebrado con Gran Bretaña en 1997, en función de los cuales el gigante asiático, al recuperar la soberanía efectiva sobre Hong Kong, se comprometió específicamente a respetar un período de transición desde la democracia al autoritarismo, que entonces se supuso que duraría hasta el año 2047.
En adelante, toda participación popular en la política china se deberá hacer dentro del propio Partido Comunista.
Paso a paso, como se preveía, China está incorporando a los habitantes de Hong Kong al “modelo” absolutamente autoritario con el cual el Partido Comunista Chino conduce en los hechos al enorme país oriental.