La Argentina, sin clima para inversiones
La evaluación del riesgo político, económico y regulatorio de nuestro país ahuyenta inversores y nos acerca a realidades como la venezolana
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Un reciente trabajo publicado en la revista The Economist, acerca del populismo y la política en América Latina, alerta sobre el riesgo de inversión en esta región ante las medidas adoptadas por el Covid-19 y las políticas contrarias al clima de negocios.
La publicación inglesa le asignó a la Argentina 57 puntos sobre 100 –uno de los peores puntajes–, por lo cual ocupó, junto con Honduras, el sexto lugar entre los más riesgosos para invertir en Latinoamérica. El primer lugar fue para Venezuela, con 86 puntos, seguida por Nicaragua, con 65; Haití y Bolivia, con 63, y Cuba, con 59. En mejores posiciones estuvieron países cercanos como Chile, con 25; Perú, con 37, y Uruguay, con 39 puntos.
Se enfoca el reporte en tres características que se analizaron teniendo en cuenta el impacto de la pandemia en América Latina: riesgos políticos, riesgos económicos y riesgos regulatorios, y concluye que la Argentina se encuentra alto en el ranking en casi todos estos indicadores.
El riesgo político evalúa si el entorno físico es lo suficientemente seguro y si las instituciones políticas resultan estables y son efectivas para apoyar a las empresas y las inversiones. Según el informe, el mayor peligro se encuentra en el ámbito de la efectividad de gobierno, ya que “las divisiones dentro de la coalición gobernante agravan la gobernabilidad”.
La publicación citó el contexto electoral de 2021, que presenta comicios presidenciales en Ecuador, Perú y Chile, y elecciones legislativas de medio término en países claves como México y la Argentina, destacando que en la mayoría de estos actos electorales parecen surgir algunas tendencias principales: la demanda de un mayor papel del Estado en la economía y una creciente preferencia por soluciones políticas populistas entre una proporción cada vez mayor de la población.
Respecto del riesgo económico, se evalúan la macroeconomía, la situación financiera y las balanzas de pagos y de comercio exterior, teniendo en cuenta si las condiciones son estables y predecibles, si los inversores pueden obtener insumos y dinero dentro y fuera del país, y si el sistema es adecuado para las necesidades de las empresas. En estas variables la Argentina se ubica en el segundo peor puesto, detrás de Venezuela.
Finalmente, con relación al riesgo político de las inversiones, el informe señala que los cambios de las políticas económicas que se están gestando en los países tendrán mayor impacto para las empresas debido a la creciente presión fiscal, la demanda de un Estado con una mayor influencia en una variedad de sectores y un aumento de actores y propuestas populistas.
Sobre el particular, Fiona Mackie, integrante del equipo de The Economist Intelligence Unit, responsable del informe, manifestó: “En un entorno donde las propuestas de políticas populistas a los problemas de América Latina están comenzando a prosperar, vemos grandes riesgos para los marcos legales y regulatorios, para la política tributaria y para el mercado laboral”.
Las inversiones, ya sean locales o extranjeras, necesitan de un clima de negocios propicio. Y ello solo es posible cuando existe un marco institucional legal, sólido y previsible. El estilo de conducción, el avallasamiento de las instituciones, el favoritismo para los empresarios amigos, el manejo discrecional y arbitrario, la insoportable carga impositiva, la cuestionada política tarifaria con el consiguiente aumento en los subsidios que engrosan el ya abultado e intocable gasto público y la política cambiaria vigente son algunas de las muchas cuestiones que hoy confirman que la Argentina no resulta nada atractiva para las inversiones, principal motor de despegue y desarrollo, sin el cual el futuro luce tenebroso y amenazante.