Inconcebibles prioridades
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El ASPO y su pariente el Dispo han conducido a la pérdida de fuentes de trabajo, al cierre definitivo de comercios de toda índole, a caídas históricas del turismo y de la actividad gastronómica, entre muchos otros efectos registrados por nuestra debilitada economía en tiempos de Covid.
Para reducir contagios, se prohibieron o limitaron los encuentros sociales, pero se convocó al multitudinario velorio de Maradona en la Casa Rosada. Tampoco se dispersan los piquetes que agrupan manifestantes en distintas áreas de la ciudad ni se desalienta el uso del transporte público liberando estacionamientos o propiciando con medidas concretas el uso de bicicletas. Las promesas oficiales sobre las vacunas colisionan con la realidad y hoy la segunda ola nos encuentra con demasiados argentinos en serio riesgo.
Ayer, un grupo de aproximadamente 400 mayores de 75 años debía presentarse para su vacunación en el Estadio Único de La Plata, tras largas semanas de nerviosa espera. Se pudo informar de cambios en la programación a solo 200 –vía correo electrónico y la aplicación Buenos Aires Vacunate, algo que no muchos mayores manejan sin ayuda–, mientras el resto solo se enteró al llegar al lugar de que no se concretarían las inoculaciones porque por la noche se disputaría en esa cancha un partido de fútbol sin público. Oficialmente, se adujo un “error” en la coordinación de ambas actividades y se logró reanudar la vacunación pasado el mediodía, con unos 120 turnos reprogramados para el próximo sábado.
Transitando ya un récord de contagios, no hay forma de explicar la suspensión de la vacunación por las razones esgrimidas. No resulta sencillo que los mayores se movilicen, tampoco que puedan conservar la calma cuando abruptamente ven alterados sus planes. Todo esto se suma al escándalo de los vacunatorios vip y a la ausencia de dosis suficientes para alcanzar a los grupos de mayor riesgo.
Una vez más, priorizar el fútbol resulta claramente vergonzoso cuando la pandemia golpea como lo está haciendo. Preocupa que las autoridades sigan apostando a medidas de corte populista cuando la tranquilidad ciudadana continúa amenazada.