Hinchas armados hasta los dientes
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En las cuestiones relacionadas con la violencia en nuestro fútbol, la historia vuelve a repetirse y, aunque no lo veamos, Rafael Di Zeo siempre está.
El martes pasado, antes del partido entre Boca Juniors y Estudiantes de La Plata por la semifinal de la Copa de la Liga, un operativo montado por los ministerios de Seguridad de Córdoba y de la Nación impidió a 60 hinchas el acceso al estadio Mario Kempes. Entre ellos se encontraba Di Zeo, líder de la barra brava xeneize.
En la requisa se hallaron armas de fuego y blancas, municiones y estupefacientes, y si bien todos quedaron imputados e incorporados al derecho de admisión, curiosamente Di Zeo no estuvo entre los demorados: pudo marcharse a Buenos Aires en una camioneta.
Unos días antes, en la previa del clásico entre River y Boca, un micro que llevaba a barrabravas del club millonario fue demorado por encontrarse armas blancas en su interior.
En el caso del operativo que detuvo a miembros de La Doce, fueron tres los micros revisados: los dos primeros pasaron la prueba, pero en el tercero, donde viajaba Di Zeo, se halló el arsenal. La policía dispuso que subieran de nuevo al micro los 60 barrabravas para ser derivados a la fiscalía de Río Segundo, donde tomó intervención la fiscal Patricia Baulies. Sin embargo, no subieron los 60. Faltaba Di Zeo. Al referirse a esa ausencia, el ministro de Seguridad de Córdoba, Juan Pablo Quinteros, confirmó que el líder de La Doce se fue del lugar en una camioneta, aunque fue identificado y, por lo tanto, también imputado por el delito de encubrimiento de dos de los hinchas que dijeron ser dueños de las armas.
No obstante, la fiscal incluyó a los 60 en la imputación por tenencia de armas de fuego, delito que tiene una pena de uno a seis años de prisión. De este modo, Di Zeo volvería a estar impedido de entrar a las canchas del fútbol argentino.
Son dignos de destacar los operativos conjuntos entre distintas jurisdicciones y fuerzas de seguridad como el realizado en Córdoba, que bloqueó el ingreso al estadio de personajes violentos y con reconocido prontuario.
Para que estas medidas sean sustentables en el tiempo es imprescindible el compromiso compartido de autoridades deportivas, clubes, fuerzas de seguridad, la Justicia y la sociedad en general. Es crucial la aplicación de políticas efectivas que disuadan y sancionen a quienes llevan a cabo actos violentos en el ámbito deportivo, para garantizar un ambiente seguro y familiar en los estadios argentinos.