Fútbol, anomia e improvisación
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El fútbol argentino ofrece en los últimos años dos escenarios disímiles; un contexto internacional pleno de éxitos y copas, y otro doméstico desbordado de improvisación, cambios arbitrarios y anomia, a lo que se suman sospechas fundadas de manejos irregulares en su principal estructura administrativa.
Por eso no sorprende una versión que comenzó a circular sobre una nueva reestructuración de los campeonatos oficiales que incluiría otra suspensión de los descensos en la primera división, que llevaría a un megatorneo de 30 equipos a partir de la próxima temporada.
Si bien aún no está aprobado este proyecto, el dato no deja de ser preocupante por la desprolijidad en el cambio permanente e intempestivo de las reglas, lo que no solo profundiza la incertidumbre, sino que además tiene una buena cuota de injusticia con los equipos que compiten y hasta último momento no tienen claro cuáles serían los efectos prácticos de su desempeño en el campo de juego.
La iniciativa buscaría que los dos clubes que asciendan desde la Primera B Nacional se sumen a los 28 de la máxima categoría y que en 2025 vuelvan a disputarse los antiguos campeonatos Apertura y Clausura con un formato similar al de la Copa de la Liga llevada a cabo en los últimos años, por lo que los equipos quedarían divididos en dos zonas de 15 cada una.
Lo que hasta el presente está vigente es que dos equipos deben descender al término de 2024: uno según los promedios y otro de acuerdo con la tabla anual. El cálculo de la tabla de promedios surge del acumulado de tres temporadas (dos para algunos equipos y una para aquellos que ascendieron este año). La tabla anual, por su lado, suma los puntos obtenidos en las 14 jornadas de la Copa de la Liga más las 27 fechas de la Liga Profesional, que se encuentra actualmente en disputa. Actualmente, Deportivo Riestra e Independiente Rivadavia de Mendoza figuran en los dos últimas posiciones de la tabla de promedios, en tanto que el último en la tabla anual es Central Córdoba de Santiago del Estero.
Para que este proyecto se transforme en realidad, tiene que ser aprobado por la asamblea de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), que se realizará en octubre, y como se trata de una modificación que involucra a todas las categorías, no puede ser resuelto por la Liga Profesional. Según las instancias resolutivas, primero debería ser tratado por el comité ejecutivo de la AFA, para luego ser incluido en el orden del día de la asamblea.
Lo cierto es que no resulta serio que no se cumpla lo pautado y que, según los vientos que corran, se modifique lo establecido. Esta improvisación, que llevaría a una injustificada superpoblación de equipos, no le hace nada bien al prestigio internacional que ha construido con sus logros el seleccionado nacional de fútbol. Para que eso sea sustentable, nuestro fútbol debe dejar de tener esta doble cara y su dirigencia debe asumir la responsabilidad profesional y la transparencia que corresponden.