Estados Unidos y el genocidio armenio
La Cámara Baja del Congreso norteamericano aprobó una oportuna resolución en la que se ratifica el reconocimiento de los Estados Unidos al genocidio cometido contra los armenios. Al tiempo que lo conmemora, rechaza enérgicamente el negacionismo con el que algunos pretenden que no existió ese crimen de odio, configurado por una larga serie de delitos a los que cabe calificar de lesa humanidad. El país del norte ha reconocido ese genocidio en 1951 y sigue haciéndolo, de modo que no caiga jamás en el olvido.
Se trata del asesinato de aproximadamente un millón y medio de armenios que fue perpetrado en tiempos del Imperio Otomano, entre 1915 y 1923. Ese genocidio no solo incluyó a los armenios, sino que también apuntó contra otras minorías cristianas y étnicas, como los asirios, caldeos, maronitas y arameos.
Cabe también recordar que la dura campaña militar del entonces Imperio Otomano, que derivó en el genocidio ocurrido en el norte de Siria, desplazó también a miles de civiles: familias, ancianos y niños que huyeron despavoridos de sus hogares como consecuencia del terror y de las persecuciones.
El transcurrir del tiempo no puede nunca borrar la enorme perversidad del crimen que supone cualquier genocidio. Por esta razón, es fundamental que, periódicamente, se recuerde lo ocurrido y se reafirme la necesidad de evitar delitos de lesa humanidad como los referidos, cualquiera sea su circunstancial blanco o destinatario.