España, de luto
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La Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) que afectó principalmente a la Comunidad Valenciana y Castilla-La Mancha acabó con la vida de más de 200 personas, con un número aún incierto de vecinos desaparecidos y arrasó con áreas rurales y urbanas. Se cuentan por miles los damnificados que perdieron todo debido a la impetuosa fuerza del agua y el barro.
Se trata de un fenómeno meteorológico extremo en el que una masa de aire polar muy frío queda aislada y empieza a circular a altitudes muy elevadas, lejos de la influencia de la circulación de la atmósfera. Al chocar con el aire más cálido y húmedo que suele haber en el mar Mediterráneo, genera fuertes tormentas, sobre todo a finales del verano boreal y principios del otoño, cuando las temperaturas marítimas son más elevadas.
En las zonas devastadas por las inundaciones, la ira contra los líderes políticos resultó imparable también por la lentitud con que organizaron las ayudas para volver a la normalidad. Al grito de “asesinos”, decenas de miles de personas se manifestaron para protestar contra una cuestionada gestión frente a las inundaciones. Denunciaron que, luego de cinco días de tragedia, la ayuda no llegaba.
Los manifestantes se concentraron en la plaza del Ayuntamiento de Valencia para recorrer el kilómetro que la separa del Palacio de la Generalitat, sede del gobierno regional valenciano, exigiendo sobre todo la dimisión del presidente valenciano Carlos Mazón, pero sin ahorrar críticas también al poder central del socialdemócrata Pedro Sánchez.
El rey Felipe VI y su esposa, la reina Letizia, junto al presidente de España acudieron a la zona del desastre. Sánchez, recibió palazos e insultos y se tuvo que retirar. Los reyes españoles, en cambio, permanecieron más tiempo, escucharon angustiosos relatos, abrazaron a los vecinos y lograron calmar los ánimos.
Las principales acusaciones a los políticos fueron no haber avisado clara y contundentemente a la ciudadanía del poder de las lluvias que se avecinaron y de haber reaccionado tarde y mal en ayudar a la población perjudicada.
La alerta a toda la población que emitió la Generalitat valenciana se produjo cuando ya había muchos ciudadanos atrapados y pueblos anegados y el agua llevaba horas acumulándose y desbordándose.
Tras las protestas y tensiones políticas, el presidente español lanzó un millonario plan de apoyo económico para los afectados. El primer paquete de asistencia anunciado comprendía ayudas directas y desgravaciones fiscales para empresas, particulares y agricultores, así como para los trabajadores independientes y hogares que padecieron decesos, incapacidades o cuyo domicilio y bienes quedaron dañados o arrasados.
La magnitud de la tragedia refuerza la obligación de los poderes públicos y organismos competentes españoles de prepararse y estar alertas ante una situación meteorológica cada vez más imprevisible, recurriendo al conocimiento científico y a las herramientas tecnológicas disponibles que permitan anticipar estos descomunales cambios climáticos, de manera de salvar vidas y proteger los bienes de sus ciudadanos.