Es imperativo proteger nuestro planeta
El Nuevo Día/Puerto Rico
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SAN JUAN.- Los informes de la comunidad científica internacional son consistentes: las temperaturas globales aumentan provocando cambios acelerados en el comportamiento del clima. Esto implica retos diversos para Puerto Rico, los cuales, en su mayoría, quedan fuera de los temas prioritarios de las ramas políticas de gobierno.
Al comenzar otra semana anual de concientización, con la celebración del Día Internacional de la Madre Tierra, los efectos inminentes y potenciales de la crisis climática sobre nuestra isla y la región caribeña deberían ser motores de acciones apremiantes.
También deberían ser eje de las propuestas por parte de quienes aspiran a cargos públicos en todos los niveles de gobierno en Puerto Rico. La reconstrucción debe preparar al país -física y socialmente- para enfrentar estas proyecciones.
Las realidades geográfica, demográfica y socioeconómica de Puerto Rico exponencian su vulnerabilidad. Las proyecciones científicas anticipan que en la isla experimentaremos con más frecuencia e intensidad eventos como sequías y olas de calor. Esto pone mayor presión sobre nuestros abastos de agua y sobre el potencial de seguridad alimentaria. También afecta a una población mayormente envejecida con alta incidencia de enfermedades susceptibles a estos eventos climáticos extremos. Las soluciones sostenibles para proteger a la niñez en las escuelas públicas quedan relegadas por la respuesta reactiva que tiende a resolver lo inmediato y, en el peor de los casos, a improvisar.
Hay infraestructura crítica en riesgo por el aumento evidenciado del nivel del mar. Esto, a su vez, eleva los peligros sobre la vida y la propiedad ante las marejadas de los ciclones que se anticipan también más intensos y frecuentes. Tanto así, que ya las autoridades meteorológicas ponderan la posible necesidad de crear una nueva categoría -6- en la escala Saffir-Simpson para describir la fuerza de un huracán, según propone un estudio reciente. Semejante decisión requerirá consenso, pero la propuesta plantea el potencial destructivo que podrían llegar a alcanzar estos fenómenos. Basta que recordemos los estragos que dejó en la isla el huracán María hace casi siete años.
Las autoridades tienen ante sí más datos como estos con múltiples acciones recomendadas por expertos de todas las disciplinas para adaptar a la isla y proveerle resiliencia ante estos cambios, muchos de los cuales han sido descritos ya como irreversibles.
Informes como el del reconocido Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático -de la Organización de las Naciones Unidas- enfatizan en la estrecha vinculación entre el nivel de vulnerabildiad de las personas o comunidades con su condición socioeconómica. A menores recursos económicos y sociales, mayores los riesgos de sufrir pérdidas de vida y seguridad. De ahí que el gobierno federal ha adoptado políticas bajo el concepto de justicia climática, lo que se traduce en medidas para proteger a estas poblaciones y establecer la responsabilidad de los sectores que más contribuyen al cambio climático. Dichas políticas federales trazan la ruta para que Puerto Rico haga lo propio en medio del proceso de reconstrucción.
También la ciudadanía tiene su cuota que aportar en la protección de nuestros recursos y la biodiversidad del planeta, además de prepararse para eventos extremos de lluvia, calor, sequías, marejadas o huracanes. Se pueden adoptar hábitos de consumo sostenible que reduzcan la huella ambiental. Hay que hacer uso prudente del agua y proteger los recursos hídricos de la erosión y de los contaminantes, entre muchas otras acciones cotidianas responsables con el ambiente.
Estos días de concienciación sirven para reconocer que, más allá de cualquier diferencia física, de pensamiento o credo entre las personas, todos compartimos el gran hogar que es nuestro planeta. Reciproquemos lo que nos provee y nutre en forma de cuidados y aprecio.