El tifón en las Filipinas
La catástrofe que se abatió sobre el archipiélago filipino obliga a prestar definitivamente más atención al cambio climático y a sus causas
El archipiélago de las Filipinas, compuesto por más de 7000 islas, se halla ubicado en una de las regiones más expuestas a sufrir catástrofes naturales en el planeta. En efecto, allí se concentran los riesgos que engendra una cadena volcánica cuya presencia ha justificado que la región sea caracterizada como "anillo de fuego", porción insular del sudeste asiático amenazada por terremotos y ruta predilecta de huracanes.
En ese escenario tuvo lugar el tremendo tifón que conmovió al mundo hace pocos días. Sus consecuencias han sido destructoras como lo fue el tsunami de 2004 en el área del océano Índico, aunque esa calamidad fuera más extendida en el espacio geográfico y más funesta por el número de víctimas ocasionadas.
Luego de las primeras jornadas de desorientación y angustia en la zona afectada, la inquietud universal se ha concentrado en el destino de la vasta población afectada. Se calcula que 4,3 millones de habitantes demandan urgente ayuda en materia de sanidad y alimentos, y que hay, por otra parte, 800.000 personas que debieron abandonar lo que quedó de sus casas y carecen de techo, mientras que otras 300.000 encontraron albergue de emergencia provisto por la Cruz Roja.
En ese cuadro desolador se mueve mucha gente abrumada por el infortunio, en búsqueda de auxilio o comida, mientras grupos de saqueadores se sirven de la circunstancia para robar. Según se informa, progresivamente se van organizando auxilios que están llegando desde distintos países. La Argentina, entre otras naciones de la región, ha anunciado la llegada de envíos. Lo importante es que se actúe en ese sentido con rapidez y eficacia (ver en el sitio de Unicef https://www.unicef.org.ar/formulario.asp?Campana=filipinas&monto=100 ).
Ahora bien, la catástrofe producida reabre agudos interrogantes relacionados con el modo de prevenir y amenguar desastres naturales como el que hoy abruma al archipiélago filipino. Las preguntas que se reiteran a la comunidad científica especializada apuntan a confirmar una relación causal fundada entre específicos cambios climáticos. Es el caso del aumento del calentamiento global, con fenómenos extremos como el tifón Haiyan. Una respuesta afirmativa con respecto a ese vínculo, como se ha venido dando, reforzaría las demandas de cumplimiento estricto de la normativa que tuvo como base el Protocolo de Kyoto de 1997, que estableció límites para la emisión de gases que contribuyen al llamado "efecto invernadero".
La catástrofe de las Filipinas y sus secuencias tan dramáticas ocurrieron mientras en Varsovia se realizaba una nueva conferencia Cumbre sobre el Cambio Climático, organizada para debatir precisamente un acuerdo general y legalmente vinculante a fin de limitar las emisiones del aludido gas, agente causal del calentamiento global que incide tanto en la temperatura de la atmósfera terrestre como en la del mar.
Experiencias tan crueles como la provocada por el Haiyan demuestran la necesidad de una conducta coherente de los países representados en la Cumbre de Varsovia, que sepan priorizar las razones de la vida por encima de cualquier otra demanda. Generalizando un concepto enunciado por el delegado filipino presente en Varsovia: es necesario establecer una "justicia climatológica" para todos.