El Salvador profundiza la deriva autoritaria
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El presidente de El Salvador, Nayid Bukele, llegó al poder y no tardó en manifestar sus autoritarias inclinaciones.
Si bien muestra en su favor una firme voluntad de terminar con el accionar ilegal de las llamadas “maras”, que llevan décadas aterrorizando al país, su prepotente discurso y accionar siembra odios y resentimientos que dividen profundamente a su país.
Ante presiones al Parlamento, que incluyeron el uso de las fuerzas armadas y policiales para irrumpir en sesiones que no aprobaban sus medidas, tanto el Poder Judicial como el Fiscal General advirtieron a Bukele que no podía violar la legalidad y la estabilidad democrática. La Corte Suprema de Justicia tampoco escapó a los ataques del mandatario.
La mayoría obtenida por Bukele en las últimas elecciones legislativas lo habilita para aprobar la dictatorial destitución de cinco jueces y cuatro suplentes de la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia y la remoción del Fiscal General, quienes le habían impuesto límites a su gobierno.
Las recientes decisiones han generado hondo rechazo en la comunidad internacional. También la Organización de Estados Americanos (OEA), la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y organizaciones como Human Rights Watch (HRW) manifestaron su preocupación ante tan peligrosa deriva.
Bukele amenaza con instaurar una dictadura disfrazada como las que ya se han apoderado de Cuba, Venezuela y Nicaragua.