El respeto al Himno Nacional
Desde edades tempranas hemos aprendido la importancia de respetar los símbolos patrios como atributos de nuestra identidad, reconociendo también a quienes a lo largo de la historia construyeron los cimientos de la Nación y la honraron. En el sitio oficial del Gobierno se aclara que son tres los símbolos nacionales que representan a nuestra bicentenaria nación: la bandera, el escudo y el himno. Son ellos "nuestra imagen y nuestra voz ante las demás naciones de la Tierra", reconocidos así por otros Estados a lo largo del tiempo y por encima de modas y vaivenes culturales.
Nos enseñaron, por ejemplo, que debemos guardar compostura, quitarnos lo que cubra la cabeza y ponernos de pie ante la entonación de las estrofas del himno con letra de Vicente López y Planes y música de Blas Parera. A muchos nos duele y nos sensibiliza que esto no siempre ocurra. O que alguien sienta vergüenza en lugar de fervor.
En la Cámara de Diputados de la Nación distintos legisladores se han sumado a la costumbre de proponer intérpretes diversos para el himno que se canta al comenzar las sesiones, una buena iniciativa siempre y cuando se respeten niveles de calidad. A propuesta del diputado Walberto Allende (Frente de Todos-BuenosAires) se escuchó así al maravilloso guitarrista Rolando García Gómez, director del Complejo Juan Victoria de la provincia de San Juan (youtube.com/watch?v=w1V-h1UHhbo); al Coro Municipal de San Fernando (youtube.com/watch?v=HY1Nsumfqms) a instancias de la diputada Alicia Aparicio (Frente de Todos-Buenos Aires) y al Coro Quom Chelaalapí (Bandada de Zorzales) (youtu.be/ZuOVACnBP6c) por iniciativa de Mariela Quiroz, presidenta del Instituto de Cultura Provincial y Chaco TV.
Un lujo fue también la participación a través de la proyección en las pantallas del recinto de la actuación de la Orquesta de Instrumentos Autóctonos y Nuevas Tecnologías (Oiant) (youtu.be/irtasLnceAQ) en julio pasado con instrumentos recuperados del milenario patrimonio musical americano que complementaron una original adaptación de la música patria. El docente y coordinador adjunto de la licenciatura en Música Autóctona, Clásica y Popular de América e integrante de la Orquesta, Juan Pablo Nicoletti, dijo que "era un anhelo poder enriquecer el Himno Nacional con la voz de los sonidos ancestrales de América".
Días atrás, en ocasión del homenaje a Diego Maradona, invocando "los sueños de los pibes y las pibas de todos los barrios Fiorito de este país", promovido por la diputada Nacional Claudia Bernazza (Frente de Todos-Buenos Aires), la encargada de interpretar el himno fue la orquesta de Radio Reconquista, formada por jóvenes del Barrio Villa Hidalgo de José León Suarez, provincia de Buenos Aires. Una melodía parecida al himno, al ritmo de cumbia, transformada en una penosa versión alejada del original y bastante desafinada por cierto (youtube.com/watch?v=s3IQLGyt7PM&feature=youtu.be), acompañada por imágenes del barrio y vecinos de los autores de la particular adaptación, inundó el recinto primero y las redes sociales después.
¿Cuál es el límite que marca el respeto por nuestros símbolos? ¿Podrá haber una versión del himno para unos y otra para otros? Otra grieta pugna por dividirnos en torno a lo que, sin margen de duda, debiera ser instrumento de unión nacional. Aquel ardiente e impetuoso himno de 1812, cuya música Juan Pedro Esnaola mejoró en 1860, hoy también parece caer víctima de un populismo musical capaz incluso de adulterar partituras con dudosos fines.
Son precisamente los símbolos patrios los que por encima de colores locales e individualidades tan disímiles nos recuerdan una historia y un territorio común a todos. Un alma nacional que hoy aparece tan desgarrada como las banderas que muchos portan en actos de violencia colectiva que solo representan a grupos de inadaptados a los que la sociedad mayoritariamente rechaza. El futuro nos convoca también a la unidad en el respeto colectivo a nuestros símbolos.