El Reino Unido y la inmigración
El primer ministro británico, Boris Johnson, cumplió con su promesa de formalizar el retiro del Reino Unidode la Unión Europea (UE). Se inicia ahora un período de transición, hasta el 31 de diciembre próximo, para dar a las partes tiempo para adaptarse y negociar los términos de su nueva relación.
El gobierno británico reveló sus planes sobre uno de los puntos más destacados de su programa electoral: la regulación de la inmigración.Londres inspira su modelo migratorio en el de Australia, que dispone que los aspirantes deben superar un umbral de puntos otorgados en función de criterios, como el nivel de inglés, oferta laboral y otros factores.
Durante demasiado tiempo, un sistema migratorio distorsionado por la libertad de movimientos europea falló a la hora de satisfacer las necesidades de los británicos. En el plan presentado se les pide a los empresarios y empleadores del país "dejar de depender" de la mano de obra barata de Europa e invertir en la capacitación de su propio personal.
Se propicia así que los inmigrantes del resto del mundo que quieran vivir en el Reino Unido sean tratados con la misma vara. Las ofertas de trabajo para quienes quieran obtener un visado para entrar en el país deberán garantizar un salario por encima de las 25.600 libras anuales (30.800 euros), una reducción respecto de las 30.000 libras (36.000 euros) que se ofrecen ahora a los extranjeros ajenos a la Comunidad Europea. Sin embargo, el proyecto ha sido criticado por algunas organizaciones empresariales que temen que la economía británica no consiga contratar a los trabajadores que necesita. Desde la oposición laborista, la diputada Diane Abbot manifestó: "El gobierno no parece haber pensado en los efectos que esta política tendrá en la economía y en el mensaje que manda a los migrantes que ya viven y trabajan en el país".
La Confederación de la Industria Británica (CBI) celebró algunas de las medidas del nuevo sistema del gobierno, pero mostró inquietud sobre cómo contratar mano de obra, especialmente en los sectores de la atención médica, la construcción, la hotelería y la alimentación.
Si bien nadie se atreve a pronosticar qué impacto tendrán las restricciones a la inmigración, la pretensión de que solo se incorporen al mercado laboral británico empleados con alta calificación profesional y dominio del inglés crea un escenario de incertidumbre que solo el paso del tiempo se encargará de despejar.