¿El naufragio de la impunidad?
Recientes escándalos como el “yategate” y el de las tarjetas de Chocolate siguen probando que la corrupción atraviesa las entrañas de nuestro sistema político
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Mientras el gobierno nacional promocionaba la quinta edición del demagógico Previaje, empeñado en poner pesos en los cada vez más flacos bolsillos de los argentinos, el por entonces jefe de Gabinete bonaerense, Martín Insaurralde, se paseaba en un yate de lujo por las azules aguas del Mediterráneo y daba cátedra sobre sus lujuriosos placeres, mientras dilapidaba una fortuna en euros. Ni estas vacaciones en compañía de una modelo, ni los 200 viajes al exterior que sumó desde 1999, pueden ser justificados por su llamativamente modesta declaración patrimonial ni por su sueldo de funcionario.
Casi al mismo tiempo en que tomaban estado público las imágenes de Insaurralde y su acompañante en el yate Bandido, el abogado Gastón Marano presentó una sugestiva denuncia por presunta “evasión fiscal” y “lavado de activos” ante el juzgado federal de Lomas de Zamora a cargo de Federico Villena. Se trataba de una típica maniobra conocida como “forum shopping” (elegir al juez), pues la amistad de Insaurralde con el magistrado era bien conocida. Con la misma premura y el afán por barrer todo debajo de la alfombra, bastaron algunos llamados cruzados para que el intendente de Lomas de Zamora en uso de licencia presentara su renuncia al cargo provincial y luego a su candidatura a primer concejal de Unión por la Patria en en ese distrito.
En plena campaña electoral, la intención de dar vuelta la página rápidamente para relativizar su impacto político contó con el aval del ministro y candidato presidencial Sergio Massa, quien escuetamente comentó que Insaurralde “cometió un grave error”, mientras su compañero de fórmula, Agustín Rossi, se jactaría de que “en cuatro horas el tema estuvo resuelto”. Claro que el escándalo estaba muy lejos de estar “resuelto”. Las sospechas sobre la millonaria división de bienes entre Insaurralde y su exesposa Jesica Cirio ya venían sonando y continúan sumando nuevos y obscenos ingredientes.
Como era de esperar, las denuncias en contra de Insaurralde, Cirio y la modelo Sofía Clerici, siguieron apilándose bajo distintas carátulas y en distintas sedes.
El juez Ernesto Kreplak, magistrado que también debió excusarse por su manifiesta vinculación con el kirchnerismo, aceptó la excusación de su colega Villena y avanza con la causa penal, disponiendo medidas de prueba, incluido el levantamiento del secreto bancario que beneficiaba a los imputados. Las investigaciones podrían destapar nuevas madrigueras y maniobras de lavado de dinero que se suman a las que preanunció la detención y posterior liberación del puntero del PJ Julio “Chocolate” Rigau.
La corrupción atraviesa las entrañas de nuestro sistema político desde hace demasiados años. Hemos tenido sobradas muestras de eso, pagadas incluso con vidas como en el caso de la tragedia de Once, por solo mencionar uno. Harta de que se consienta lo imperdonable bajo el pretexto de que quienes gobiernan “roban pero hacen”, la sociedad argentina asiste a escandalosos ejemplos de las obscenidades del poder, que le son refregadas con absoluto desparpajo en su propia cara, en momentos en que la situación socioeconómica exhibe índices de pobreza e indigencia que lastiman.
Antes de las últimas devaluaciones del peso y de la aceleración de la inflación hasta los actuales niveles del 12,7% mensual, ya había más de 1,8 millones de niños y adolescentes viviendo en situación de pobreza extrema y atravesados por el hambre. El conurbano bonaerense concentra el 51,2% de los pobres del país. Cada vez más pequeños, en lugar de asistir a clases, salen tempranamente a cartonear para poder comprar algo de comida, cuando no a robar o a vender droga.
En un rincón de Tigre, la ONG Bote al Agua (@botealagua) trabaja con niños de comunidades de bajos recursos en la construcción de botes de madera como herramienta para el aprendizaje. Probablemente ellos no hayan escuchado hablar del lujoso Bandido ni de las dispendiosas aventuras de un intendente de Lomas de Zamora. Pero necesitan mantenerse a flote. En su inocencia, sumergidos en carencias, navegan otras aguas mientras sueñan con un futuro mejor para ellos y sus familias. Ese que los funcionarios corruptos les roban a mano armada, sin disimulos ni vergüenzas, disparando contra sus humildes embarcaciones y agujereando sus ilusiones. Los ciudadanos necesitamos sin más demoras, recuperar la esperanza y ver naufragar de una vez por todas a la impunidad.