El mural de Siqueiros
La recuperación y posterior exhibición pública de Ejercicio plástico es un logro para toda la comunidad argentina
Con la autorización del gobierno nacional de pagar una indemnización de 12 millones de pesos en el proceso de expropiación del mural Ejercicio plástico, del artista mexicano David Alfaro Siqueiros (según se publicó en el Boletín Oficial el martes pasado) se ha cumplido una nueva etapa hacia la regularización administrativa de una obra maestra cuya existencia sufrió todo tipo de peripecias.
Independientemente de que la empresa que todavía se considera propietaria haya alegado, a través de sus representantes legales, que la expropiación está suspendida, lo cierto es que el mural, ya restaurado e inaugurado -a la ceremonia, realizada el 2 del actual en la vieja Aduana Taylor, asistió el presidente de México, Felipe Calderón, especialmente invitado por la presidenta argentina-, es una realidad tangible, que puede ser tomada como ejemplo de cómo cuando hay una decisión política sostenida en el tiempo, se puede alcanzar un resultado que beneficie a toda la comunidad.
No hay necesidad de abundar en la historia de esta gran obra de arte, aunque en algunos tramos se parece demasiado a la de otras de importancia semejante. Basta recordar, sin embargo, el hecho de que, durante casi dos décadas, permaneció en contenedores, expuesta a todo tipo de daños, y que, a pesar de las numerosas veces que esta realidad fue denunciada repetidamente por los medios, nunca se lograba llegar a buen fin. Finalmente, en agosto de 2007, una comisión judicial con la intervención de la Cancillería abrió los contenedores en los cuales estaba el mural (distribuido en grandes fragmentos) desde hacía varios años, con el encargo de restaurarlo. Había ocurrido que, en una visita anterior, la entonces senadora Cristina Fernández había tomado conocimiento de la preocupación de los propios mexicanos por el mural Ejercicio plástico .
Ahora, el mural recuperado pronto pasará a integrar el patrimonio del futuro Museo del Bicentenario y podrá ser visitado finalmente por el público. El proceso para llegar a este punto ha sido muy largo (y todavía no ha terminado la parte administrativa y legal), ha implicado muchas ilusiones puestas en él, y también muchas y sucesivas desilusiones. Sin embargo, como ya se hizo notar, el hecho de su recuperación y su futura exhibición pública significa un logro para toda la comunidad argentina, del cual deberíamos ser más conscientes.