El misterioso vuelo venezolano-iraní
Es indispensable que la Justicia argentina investigue a fondo a los tripulantes de la aeronave retenida en el aeropuerto de Ezeiza
- 4 minutos de lectura'
Se imponen una exhaustiva investigación y claras explicaciones por parte de las autoridades argentinas
Increíblemente, las alarmas sonaron en todos lados menos en la Argentina. La llegada del misterioso avión de matrícula venezolana conducido por iraníes, actualmente retenido en el aeropuerto de Ezeiza ante múltiples sospechas, exige una exhaustiva investigación y claras explicaciones por parte de los involucrados y de las autoridades argentinas.
El avión de carga Boeing 747 de la empresa venezolana Emtrasur, proveniente de Caracas, arribó con 19 tripulantes –14 venezolanos y cinco iraníes– a Ezeiza el lunes 6, luego de efectuar una escala en Córdoba porque la niebla le había impedido descender en Buenos Aires. Permaneció aquí dos días sin que se encendiera ninguna alerta de los servicios de seguridad o de inteligencia de la Argentina. En ese lapso, quien comandaba la aeronave no consiguió que ninguna de las empresas petroleras le proveyera combustible, por lo que decidió partir con destino a Montevideo, pero en pleno vuelo las autoridades uruguayas impidieron su aterrizaje. Según explicó el ministro de Defensa de ese país, Javier García, informes de agencias extranjeras los habían advertido acerca de los riesgos de esa aeronave. De regreso en Ezeiza, la Policía de Seguridad Aeroportuaria retuvo los pasaportes de la tripulación como medida preventiva.
Con posterioridad, se conoció que el gobierno de Paraguay había alertado a la Argentina sobre los riesgos de ese avión, que Estados Unidos había asociado con actividades terroristas. Anteayer, el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, admitió que miembros de la tripulación del avión podían tener nexos con Fuerza Quds, división de los cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica, especializada en operaciones de inteligencia militar y definida por el gobierno estadounidense como terrorista.
La Fuerza Quds es una agrupación paramilitar que apoya a grupos como Hezbollah, Hamas, la Jihad Islámica Palestina, Los Houthis de Yemen y las milicias chiitas de Irak, Siria y Afganistán. Uno de sus antiguos comandantes, el general iraní Ahmad Vahidi, está acusado por la Justicia argentina de ser uno de los autores intelectuales del atentado terrorista contra la AMIA y tiene un pedido de captura internacional.
Se imponen una exhaustiva investigación y claras explicaciones por parte de las autoridades argentinas
La aeronave de la sospecha pertenece a Venezuela desde hace seis meses. Pero curiosamente había operado durante los 15 años anteriores para la empresa iraní Mahn Air. Esta compañía ha sido vinculada por el gobierno de Barack Obama con el terrorismo internacional y acusada de proveer respaldo financiero, material y tecnológico a la Fuerza Quds. “La estrecha coordinación de Mahan Air con la Fuerza Quds, transportando en secreto agentes, armas y fondos en sus vuelos, revela otra faceta de la amplia infiltración de la Guardia Revolucionaria en el sector comercial de Irán para facilitar su apoyo al terrorismo”, afirmó en octubre de 2011 el subsecretario para el Terrorismo y la Inteligencia Financiera estadounidense, David S. Cohen.
Las sospechas de que, detrás de una pantalla comercial, haya intenciones vinculadas con acciones asociadas al espionaje o al terrorismo no deberían ser desechadas así nomás, especialmente con los antecedentes que pesan sobre Irán. Tampoco puede olvidarse el escandaloso caso de las valijas de Antonini Wilson, durante la presidencia de Cristina Kirchner. La confirmación de un solo episodio solo levanta más suspicacias sobre cuántos más no habrán trascendido.
El gran número de tripulantes del misterioso avión es también fuente de sospechas. No se explica que 19 personas viajen en un vuelo de cargas; según conocedores de la actividad aeronáutica bastaría con un piloto, un copiloto y un técnico de vuelo, una cantidad que podría ser duplicada para el caso de viajes prolongados. La “deducción” que brindó el flamante titular de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Agustín Rossi, en el sentido de que “los iraníes les estaban enseñando a pilotear el avión a los tripulantes venezolanos”, es demasiado poco seria y hasta risueña.
En este contexto, es de esperar que la Justicia argentina actúe con la responsabilidad y la velocidad necesarias, sin admitir presiones de ninguna clase hasta dilucidar los propósitos de quienes ocupaban la aeronave y, eventualmente, aventar cualquiera de las graves sospechas.