El ejemplo de los Países Bajos
En la Argentina resulta extraño que un funcionario que haya incurrido en un grave error de gestión o que esté cuestionado por su falta de ética o, aún peor, denunciado por un hecho de corrupción presente su renuncia, y en el poco probable caso de que lo hiciese, rara vez sería de forma indeclinable. Por este motivo fue noticia la renuncia en masa del gobierno de los Países Bajos, encabezado por su primer ministro, Mark Rutte, debido a una dudosa gestión en el manejo de subsidios a familias con necesidad de asistencia estatal.
El desencadenante fue una investigación parlamentaria que comprobó que agentes del servicio tributario, que cuenta con supervisión del gobierno, habían perjudicado las finanzas de miles de familias, muchas de ellas de origen extranjero, con acusaciones infundadas de fraude.
Las víctimas fueron obligadas a devolver la ayuda financiera, lo que les provocó un grave perjuicio económico y llevó incluso, en muchos casos, a que perdieran empleos y viviendas.
La investigación sostuvo, además, que las autoridades de Hacienda incurrieron en discriminación al buscar potenciales y luego comprobadas falsas estafas, mayoritariamente en familias de origen turco y marroquí.
El subsidio familiar en los Países Bajos es una suma mensual que varía según el salario, el horario laboral y el costo de las guarderías escolares. No obstante la renuncia en bloque, Rutte, al frente de tres gabinetes desde 2010, seguirá en el cargo, pero solo para gestionar la logística contra la pandemia del Covid-19, hasta el 17 de marzo próximo, cuando habrá elecciones para un nuevo gobierno.
Luego de presentar su dimisión ante el rey Guillermo Alejandro, Rutte destacó que "cuando todo el sistema fracasa, solo se puede asumir una responsabilidad conjunta".
La difusión de esta información contrasta enormemente con un hecho ocurrido en nuestro país: la denuncia de administración fraudulenta y malversación de fondos públicos contra la titular del Instituto contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi), Victoria Donda.
La demanda se origina en una presunta infracción en la relación laboral con su empleada doméstica, a quien habría querido despedir sin indemnización a cambio de un subsidio y un contrato en el ente que preside. Donda fue reconfirmada ayer en su cargo por el presidente de la Nación.
Lo sucedido en los Países Bajos es solo un ejemplo más de las diferencias entre sistemas democráticos en sociedades que lógicamente no son perfectas, pero que decididamente no toleran tan fácilmente los hechos de corrupción o la falta de ética de sus gobernantes y otras que apañan este tipo de actitudes, persisten en mirar para otro lado o, incluso, las premian con la impunidad o la renovación de cargos y prebendas.