El desafío de aprender a emprender
Nos cansamos de escuchar lamentos sobre lo devaluada que se encuentra entre nosotros la cultura del trabajo. Recordamos a nuestros antepasados llegados de tierras remotas dispuestos a arremangarse para ganarse el pan y progresar, desafiando todo tipo de adversidades, educando a sus hijos para continuar la tarea, apostando a fomentar una valiosa movilidad ascendente. Fue así como nuestro país se hizo grande, a fuerza de esfuerzo. Sobran los ejemplos.
Resulta por ello doblemente doloroso ver cómo el número de jóvenes "ni-ni" (que ni estudian ni trabajan) crece, carente de ejemplos como los de nuestros abuelos, cuando el nuevo siglo se ha encargado de alimentar con subsidios y planes tantos hogares, con preocupantes indicadores que revelan fallas en el sistema educativo, traducidos en abandono o repitencia.
¿Cómo retrotraernos a aquellos tiempos ya lejanos para recuperar los valores que nos llevaron a destacarnos en el concierto de las naciones más desarrolladas?
La educación será, ayer como hoy, el único camino posible. Así lo entiende la Fundación Junior Achievement (JA), una de las más grandes del mundo, presente en más de 100 países, dedicada a preparar a unos diez millones de jóvenes para los empleos del futuro. Su filial local trabaja desde 1991 en programas educativos de alto impacto, gracias a una red de 3400 voluntarios y más de 450 empresas y organizaciones aliadas. Desde su fundación, más de un millón de estudiantes ha participado de los programas.
A través del aprendizaje práctico y combinado en educación financiera, preparación para el trabajo y emprendimiento, JA estimula a los jóvenes para que desarrollen sus ideas, perfeccionen sus habilidades laborales, administren sus ingresos y aseguren mejor calidad de vida para ellos, para sus familias y para sus comunidades.
Los distintos proyectos los alientan a asumir desafíos, confiar en sí mismos, buscar la excelencia y perseverar en el logro de sus metas. JA ha comprobado que al desarrollar una actitud emprendedora los jóvenes fortalecen su autoestima y logran desempeñarse con autonomía, responsabilidad y libertad, mejorando sus vidas y su entorno.
En el programa Aprender a Emprender-La Compañía, los jóvenes ponen a prueba las competencias adquiridas. La propuesta consiste en crear, organizar y operar un emprendimiento real y es así, a través de este ejercicio, como los estudiantes comprenden los pasos necesarios para comenzar su proyecto, experimentan la importancia de asumir riesgos, tomar decisiones y trabajar en equipo.
En el contexto de este programa, estudiantes de los últimos dos años de 56 escuelas secundarias públicas y privadas de la ciudad de Buenos Aires y de la provincia homónima participaron días atrás, como todos los años, de la Feria de Emprendimientos en los shoppings Dot Baires y Alto Avellaneda, espacios generosamente cedidos por IRSA.
La décima edición de esta feria acercó al público más de 100 productos de 78 emprendimientos, como lámparas con materiales reciclados, vasos térmicos, cepillos de bambú, indumentaria para animales, alfombras con despertador y macetas biodegradables, entre otros originales desarrollos. Los jóvenes expusieron y vendieron 1661 unidades, pensaron promociones y se organizaron en turnos.
Una experiencia similar tiene lugar en San Juan, Córdoba, Santa Fe y Salta. De esta forma, lo aprendido se vuelca al mundo real y permite a los estudiantes salir de las aulas y aprender en otros contextos. Celebramos estos ejemplos que nos devuelven la ilusión de ver nuevas generaciones de argentinos trabajando por un país más próspero e inclusivo, apostando a ideas innovadoras para hacer realidad los más impensados sueños.