El delito no es un juego
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Cuántas veces se habrán concretado robos con armas de juguete. Imposible contabilizarlos. Si un operativo las detecta, la policía no puede siquiera demorar al delincuente porque portar una réplica hoy no constituye delito. En Lanús, se calcula que un 30% de los delitos allí cometidos usan esos elementos, cifras extrapolables al resto del conurbano. Un proyecto de modificación del Código Penal presentado por el titular de Seguridad de ese municipio contempla tipificar la tenencia y castigarla con penas de prisión efectiva.
El tema se ha vuelto controvertido en el ámbito penal a partir del concepto de “peligro abstracto” que habilita el castigo sin necesidad de que se incurra en un delito mayor. Un arma encierra un peligro cierto, incluso mortal. Pero una de utilería, no. En la ciudad de Buenos Aires, se trataría de una contravención pero no de un delito.
La propuesta de modificación al Código contempla que la tenencia de la réplica de un arma encierra el mismo peligro abstracto, pero distintas voces señalan que modificar la norma obligará a distinguir entre quien va a una fiesta de disfraz con un arma de juguete, o que simplemente tiene niños que juegan con ellas en el hogar, de un delincuente que la utiliza para delinquir. Se insiste en que lo que urge hacer es agravar las penas para criminales que utilicen armas no convencionales, algo de lo que ya se ocuparon los legisladores en 2004, sumándole que la mínima no sea excarcelable.
Salir a la calle con una réplica de arma no tiene por finalidad la autodefensa sino claramente la intimidación a otros. Si, en el cumplimiento de tareas preventivas, las fuerzas de seguridad detectan a alguien portándolas, necesitan que las leyes respalden su labor para evitar males mayores. Solo las normas pueden habilitar estos procederes que sirven para proteger a las personas de bien. Demasiadas doctrinas garantistas se ocupan ya de priorizar equivocadamente los que consideran derechos de los delincuentes dejando a la sociedad a su merced. Las penas por uso de arma de fuego o réplica deben equipararse y no asegurar al delincuente su reduccción cuando son de juguete.
Celebramos que los legisladores aborden estos delicados temas en tiempos de agravamiento de la inseguridad. No podemos justificar el accionar delincuente, mucho menos ampararlo porque se utilice un arma de juguete.