El debate sobre las licencias laborales por parto
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En agosto último, un plenario de las comisiones de Legislación del Trabajo, Presupuesto y Hacienda y de Mujeres y Diversidad de la Cámara de Diputados aprobó una modificación a los regímenes de licencias maternales, paternales y parentales. Entre sus principales cambios, otorga 126 días de licencia a personas gestantes (45 días previos y 81 posteriores al nacimiento), amplía la licencia de no gestantes de 2 a 45 días y crea una licencia de 90 días para personas adoptantes.
La diputada de Juntos por el Cambio Silvia Lospennato explicó la disidencia de su bloque con el citado proyecto impulsado por el oficialismo y llevó la voz cantante de un dictamen alternativo, que contempla la gradualidad en la implementación de las reformas que están en debate.
A lo largo de las deliberaciones de las comisiones legislativas se destacó que, según una comparación regional, en la Argentina las licencias por maternidad y paternidad son actualmente las más cortas de Sudamérica, como lo puntualizó el especialista del Cippec Juan Camisassa, por lo que la iniciativa cuenta con sólidos fundamentos.
Sin embargo, llama la atención en el proyecto aprobado la denominación de “gestantes y no gestantes” para referirse a las madres o adoptantes y sus compañeros, padres o no.
Cabe pensar que se ha tratado de contemplar todas las situaciones familiares posibles, pero la pretensión de asimilarlas, tratando de “reducir las desigualdades en el trabajo”, no debe conducir a proteger a quienes no han estado comprometidos física ni psicológicamente, sin haber sufrido esfuerzo alguno en la gestación. En otras palabras, una cosa es parir y otra hacerse cargo del fruto del vientre de lo que parió otra mujer. Una cosa es acompañar a la esposa parturienta aliviándola y recibir al hijo ejerciendo la paternidad y otra bien distinta acompañar la recepción de un hijo adoptivo gestado por otra persona. A todos les correspondería una licencia, pero no necesariamente similar.
Las supuestas “desigualdades en el trabajo” no son la materia a proteger, ya que pueden o no existir. De lo que se trata en esta materia es de otorgar descanso a la gestante y tiempo para su compañero/a, a fin de que pueda ejercer a pleno su paternidad o comaternidad.
En concreto, se propone en el dictamen mayoritario que las gestantes, que contaban con 90 días para dividir en concepto de licencia por parto, pasen a disponer de 126 días, que podrían distribuirse en 45 días antes del parto y 81 días posteriores a este.
Las personas no gestantes gozarían de una licencia de 45 días corridos que podrían dividir en 15 días antes del parto y 30 días posteriores a él.
Todo ello – se dice– persigue una distribución “más justa e igualitaria de las tareas de cuidado entre las personas gestantes y no gestantes”, objetivo que pretende alcanzar una meta imposible, pues nunca serán iguales los tiempos de recuperación personal y atención de la persona gestante hacia su hijo, con las de la persona no gestante que debe apoyar a la madre y ahijar al nacido. Por algo son diferentes los plazos de licencia que han existido siempre y que ahora se propone ampliar.
Desde la Unión Industria Argentina (UIA), se destacó que uno de los problemas que detectan es que no se trata de un “beneficio que otorga graciosamente el Estado sino que lo pagan los empleadores”, preocupados también por el impacto fiscal del proyecto. El Movimiento Nacional Pyme (MoNaPi) pidió “pausar este proyecto, encontrando primero la salida al desastre de la pobreza”.
Pese a que aún el proyecto debe ser tratado por ambas cámaras legislativas para ser convertido en ley, y dejando a salvo las diferencias terminológicas que se señalan, cabe señalar que los plazos para las personas gestantes parecen razonables, en tanto que no resultan lógicos los 45 días para las personas no gestantes. No es necesario un período de un mes y medio de licencia para quien no ha tenido que pasar por las exigencias físicas y psicológicas de la maternidad, ni debe afrontar el deseable amamantamiento materno del bebé.
Con las salvedades indicadas, resulta positivo que se aumente el plazo de licencia para las madres gestantes, acercándose a los de los países más avanzados en la materia.