El censo también es esencial
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Contar con datos y estadísticas confiables en la Argentina ha sido históricamente un problema. Más allá de las manipulaciones que, durante las gestiones de Cristina Kirchner, pusieron en duda la veracidad de la información vertida por el Indec, es sabido que para la toma de decisiones y el diseño de políticas públicas es preciso conocer lo que pasa en la realidad. Cabe por eso reiterar la importancia de la realización del censo nacional.
Esta gran encuesta, que se realiza cada década, estaba prevista para octubre de 2020, pero la realidad de la pandemia hizo que se pospusiera para el primer trimestre de 2021, período en el que tampoco fue posible llevarla a cabo. Está claro que la decisión de postergar el censo fue acertada en una primera instancia, pues la realización implicaba la participación activa de 750.000 censistas y la colaboración de toda la población. Hoy, en medio de la segunda ola de Covid-19, se empieza a barajar la posibilidad de postergar su concreción para la segunda mitad de este año y los primeros meses de 2022, aunque en el Indec se admite que podría pasar directamente al año próximo.
Esta nueva edición del censo nacional no se realizaría en un solo día, como en la versión tradicional. Se proyecta implementar un operativo mixto de toma de muestra: parte presencial y parte con llamados telefónicos y herramientas digitales. Esto demandará extender la encuesta unos seis meses para llegar a todas las áreas remotas y rurales. El e-Censo, tal como se denomina esta modalidad híbrida, cuenta ya con la aprobación del Ministerio de Economía. Para su desarrollo se comprometió el aporte de los equipos de Arsat, que brindarán sus servidores y seguridad informática. Esto es imprescindible para resguardar los datos y que la información sea confiable.
Darle al censo nacional un viraje hacia la virtualidad es adaptarlo en consonancia con el futuro. Al mismo tiempo, es bueno que no se abandone la presencialidad, pues esto ayudará a visibilizar las diferencias existentes no solo respecto de la disponibilidad de dispositivos, sino también sobre los servicios de conexión vía internet en cada localidad argentina.
Por tradición, el censo fue la herramienta para conocer el número de habitantes del país, pero también para dimensionar la evolución del estilo de vida. Por eso sería oportuno indagar en esta edición cómo impactó el Covid-19 en las familias.
Las previsiones del Indec indican que el próximo censo alcanzará a más de 15 millones de viviendas y a más de 45 millones de personas. Se trata de un instrumento de política pública, que en nuestro país comenzó en 1869 a instancias de Sarmiento y que se lleva adelante cada diez años desde 1960.
No debemos dejar de lado la relevancia que tiene el censo nacional, y así como se lograron adaptar otras actividades y tareas respetando las distancias y los protocolos para proteger la salud de la población, darle a esta herramienta estadística la oportunidad de desarrollarse en nuevos y modernos formatos.