El caso Cecilia: del crimen al poder feudal chaqueño
La desaparición de la joven ha desnudado una matriz de corrupción y perversión amparada por la complicidad política
- 6 minutos de lectura'
La Justicia chaqueña acaba de cambiar la carátula en el caso de “desaparición” de Cecilia Strzyzowski por la de “presunto femicidio”, mientras las ilusiones de encontrarla con vida se desvanecen y se ven ya reemplazadas por las de encontrar su cuerpo, dando lugar a rastrillajes y allanamientos, en medio de graves sospechas de encubrimiento por la relación con el poder político local de algunos de los imputados. La decisión del juez Juan Carlos Codina de inhibirse de seguir interviniendo en el caso por tener “amistad o enemistad” con alguno de los acusados complicaría también el avance de la causa.
Las últimas imágenes de la joven de 28 años fueron captadas por una cámara de seguridad que la muestra entrando junto a su pareja, César Sena, en la casa de sus suegros, Emerenciano Sena y Marcela Acuña –líderes piqueteros aliados del gobernador Jorge Capitanich–, en la ciudad de Resistencia, el pasado 2 de junio. No hay imágenes de ella saliendo del lugar, pero sí hay imágenes del ingreso de bolsas en un vehículo que fue secuestrado. También se encontraron en la casa una sierra con rastros hemáticos bajo peritaje, dinero, municiones y un machete. Las más escabrosas y sórdidas conjeturas aún aguardan confirmación. La investigación se inició de oficio ante el testimonio de alguien que dijo ver movimientos raros en aquel domicilio, a lo cual se suma la denuncia de la madre de Cecilia. Ya hay siete detenidos, luego de que el marido de la víctima se entregó. Una foto captó la imagen de su cuello visiblemente rasguñado, que él pretendió atribuir a sus prácticas de artes marciales.
Emerenciano Sena, como candidato a diputado, y su esposa, aspirante a intendenta de Resistencia, integraban hasta el lunes pasado la lista Socialistas Unidos, que competiría en las PASO de pasado mañana traccionando votos para su amigo Capitanich. Ante el escándalo desatado, el opositor Frente Chaqueño solicitó la exclusión del matrimonio de las boletas, medida también avalada por el gobernador, que rápidamente quiso distanciarse.
Cecilia y César, una pareja con una relación entablada vía redes sociales que muchos conocidos describieron como “tóxica”, estaban aparentemente a horas de viajar juntos a Ushuaia para explorar la posibilidad de radicarse allí. César incurrió en innumerables contradicciones en sus declaraciones. Antes de quedar detenido, su madre dijo que su nuera se había ido de la casa familiar tras discutir con su hijo y que ya no eran una pareja estable, y no perdió oportunidad ante los micrófonos de acusar a los medios y afirmar que todo era “para dejar mal al gobierno de turno”.
Lo sucedido en Chaco vuelve los ojos ciudadanos hacia perversos sistemas en los que el poder político y el económico se entrelazan en beneficio de unos pocos y alimentan la corrupción y la impunidad, sostenidos por recursos de la coparticipación federal
Los combativos y polémicos Sena fundaron hace años la agrupación piquetera más poderosa de la provincia, de largo y conflictivo historial. Son muy cercanos al gobernador Capitanich, tanto que él fue su padrino de boda en 2014. Sena (padre) integró la pata local del plan Sueños Compartidos, ligado al escándalo de corrupción que involucró a las Madres de Plaza de Mayo. Con fondos provinciales, la agrupación pudo terminar un barrio bautizado precisamente con su nombre: “Emerenciano”. El complejo de viviendas sociales que ocupan los militantes se extiende en un predio de 30 hectáreas al sur de la capital provincial que pertenecían al Estado nacional. Estas tierras fueron originalmente tomadas por la fuerza, pero luego fue obtenida su titularidad merced al estrecho vínculo con el gobernador. Autos, campos, fortunas en manos de violentos líderes embanderados detrás de una construcción territorial disfrazada de acción social, que lucra con el dolor y la pobreza de los más vulnerables. Una película demasiado conocida con llamativas semejanzas con la agrupación liderada en Jujuy por Milagro Sala.
Emulando a la condenada dirigente jujeña, los seguidores de Sena se identifican con ropa roja e izando banderas de Cuba y Venezuela en las escuelas del barrio. El adoctrinamiento desde la infancia y la promoción de la violencia han caracterizado a esta agrupación, que enfrenta denuncias sobre abusos y persecuciones por parte de quienes sufrieron la pérdida de sus casas por no querer rendir homenaje al Che Guevara.
En este contexto, no sorprende, pero sí indigna, que, una vez detenidos, a los Sena se les permitiera contar con los medios para continuar arengando a la tropa desde detrás de los barrotes, anunciando la designación de sus representantes y pidiendo limpieza y orden en el barrio a los líderes del movimiento durante su ausencia. Se trata de otro ejemplo de cómo el feudalismo provincial subordina a la Justicia, a pesar de que el gobernador rompió tardíamente su vergonzoso silencio para prometer “promover la justicia que sea necesaria”.
Desde pequeño, César Sena –apodado “Cascotito”– acompañaba a sus padres en los cortes de ruta. Publicaciones suyas en redes sociales revelan una personalidad conflictuada y una vida condicionada por su condición de hijo de los temidos piqueteros. En las últimas horas, su abogado, Juan Díaz, renunció sorpresivamente a su patrocinio letrado por “ética profesional” ante evidencias que incriminarían al imputado, mientras que el defensor de sus padres, Juan Carlos Saife, de peso en la Justicia chaqueña, se negó también a representarlo.
Solo con justicia y renovada voluntad política podremos desarticular esta siniestra matriz
Las hipótesis contemplan la posibilidad de que Cecilia haya visto u oído algo inconveniente que terminó costándole la vida.
Gloria Romero, madre de Cecilia, viene liderando las multitudinarias marchas para pedir “justicia” en la Plaza 25 de Mayo de Resistencia, el mismo sitio que recibe con frecuencia a los piqueteros. El temor va quedando atrás y los ciudadanos se animan a reclamarles explicaciones a quienes ejercen con prepotencia e impunidad el poder.
Las circunstancias descriptas hacen inevitable la comparación con el caso de la adolescente María Soledad Morales, drogada, violada y asesinada en Catamarca en 1990 por jóvenes vinculados al poder político provincial. Aquel episodio, tras los intentos iniciales de encubrir a los responsables del crimen, disparó una fuerte conmoción social y condujo a la intervención de la provincia y al fin de la dinastía Saadi. Le siguieron otros casos, como los de Leyla Nazar y Patricia Villalba, en Santiago del Estero, o el de Paulina Lebbos, en Tucumán, signados también por encubrimientos y complicidades entre distintos estamentos del poder.
Lo sucedido en Chaco vuelve los ojos ciudadanos hacia perversos sistemas en los que el poder político y el económico se entrelazan en beneficio de unos pocos y alimentan la corrupción y la impunidad, sostenidos por recursos de la coparticipación federal que aseguran su subsistencia, cuando no la perpetuación de esos dirigentes corruptos en los cargos.
Asistimos una vez más a escandalosos entramados que se tornan complejos de erradicar por ser precisamente el poder político el que los construye y alimenta. Junto a tantas Cecilias, todos somos víctimas de estos abusos. Solo con justicia y renovada voluntad política podremos desarticular esta siniestra matriz.