Egresados incompletos
El elevado porcentaje de estudiantes con graves dificultades para comprender lo que leen exige urgentes modificaciones en materia pedagógica
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Abordar el tema educativo es seguir haciendo el esfuerzo por entender cómo salir de esta matriz de estancamiento, cuando no de franco retroceso, en la que la Argentina está atrapada. Bastaría tal vez con señalar que apenas 22 de cada 100 jóvenes de 15 años asisten a una escuela en tiempo y forma; esto es, sin haber repetido ni abandonado y con desempeños mínimos alcanzados, para tomar dimensión del problema. Con Chile a la cabeza, donde son 38 de cada 100, el panorama escolar regional ubica a nuestro país solo por encima de Colombia y Paraguay.
Los últimos resultados de las pruebas PISA en matemática colocan a la Argentina en el puesto 66 sobre 81, con solo 3 de cada 10 estudiantes que alcanzaron los niveles básicos, y en retroceso respecto de anteriores ediciones. En lectura, la ubican en el puesto 51. Mientras la asistencia a la escuela numéricamente mejoró –efecto post pandemia–, los resultados académicos empeoraron.
Del último Estudio Regional Comparativo y Explicativo de 2019 de la Unesco, duele y espanta que surja que en la Argentina el 46% de los chicos de tercer grado no entiende lo que lee. Esa cifra se eleva al 61,5% en el caso de los estudiantes de menor nivel socioeconómico.
Los últimos resultados de las pruebas Pisa colocan a la Argentina en el puesto 66 sobre 81 en matemática, y en el 51 en lectura
La presentación de los resultados de las pruebas Aprender, que evalúan a estudiantes de sexto grado de escuelas públicas y privadas de todo el país en lengua y matemática, tampoco trajo buenas noticias. Casi la mitad de los estudiantes no alcanza el nivel esperado en matemática, mientras que dos tercios lo logran en lengua; una desmejora respecto de 2022. En matemática, no hemos asistido a cambios significativos en la última década, más bien a un estancamiento. Los resultados, una vez más, difieren entre el ámbito privado y el público, con mejores resultados en el primero, y constatan notorias diferencias según el nivel socioeconómico.
Si no queremos perdernos en las cifras, hagamos foco solo en que los desempeños en lectura y comprensión son cada vez peores. Si los chicos no aprenden a leer y escribir en primer grado, y esto corre para todos los niveles socioeconómicos, arrastrarán deficiencias de comprensión en toda su trayectoria educativa pues ese plafón es difícil de reparar, con demasiados ejemplos de esto incluso en el ámbito universitario. Desde Educar2050, se habla de egresados incompletos.
Habrá que ahondar en cómo desarrollar pedagógicamente la comprensión lectora, seguramente enseñando más habilidades y técnicas que contenidos y disponiendo de más días y horas de clase, además de propiciar un mayor compromiso de las familias para fomentar la lectura entre los chicos .
Se constatan notorias diferencias según el nivel socioeconómico
La capacitación docente vuelve también a concentrar la atención. Algunas provincias han implementado iniciativas como el programa Queremos Aprender que incorpora estrategias en esta dirección. En CABA, el “Programa de fluidez y comprensión lectora”, para alumnos de tercer grado, aplica nuevos métodos de enseñanza de lectura.
Las 24 jurisdicciones del país aprobaron unánimemente el Compromiso Federal por la Alfabetización. El Plan Nacional de Alfabetización apunta a algo urgente y básico: a que los estudiantes puedan leer, comprender y producir textos. Algo tan elemental que parece mentira que suene hoy a excentricidad.
Lo que no se mide, no se mejora, destacan desde Argentinos por la Educación. La información revela la impostergable urgencia de transformar el sistema educativo, no solo para alcanzar los mínimos niveles requeridos, sino también para acercar las competencias y habilidades técnicas y humanas que el complejo mundo del trabajo impone. El desafío demanda el compromiso de todos para lograr una sociedad más justa e inclusiva.