Educación versus violencia
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Un reciente informe de la ONG Bullying Sin Fronteras reveló que suman más de 4400 los episodios de violencia extrema denunciados este año en escuelas primarias y secundarias de la ciudad de Buenos Aires y el conurbano. La escalada se siente más en los barrios porteños de Flores, Liniers, Retiro, Palermo, Barracas y Almagro, mientras que en el territorio provincial las denuncias provienen mayormente de Lomas de Zamora, Quilmes, Moreno, Morón, San Martín y San Isidro. En 2023, la Argentina fue el quinto país con más casos de bullying y ciberbullying en el mundo.
Golpizas, amenazas con armas y acosos involucran a alumnos, padres, docentes y directivos, tanto en escuelas públicas como privadas, no solo en los ámbitos educativos, sino también en cercanías de los establecimientos. Con la salud mental de muchos en jaque, evidenciada en brotes, depresiones, ansiedad o falta de sueño, sumada a los efectos del alcohol y las drogas, que generan dependencias en tantos otros, el peligroso escenario está montado.
Días pasados se viralizaron las imágenes de una profesora de inglés de una escuela de José C. Paz que fue víctima de las agresiones a golpe de puño, patadas e insultos de un grupo de madres. La acusaban de maltratar, denigrar y discriminar a sus hijos y, tras argumentar las agresoras que se habían presentado las denuncias correspondientes sin encontrar respuesta, el injustificable ataque se produjo en la puerta de la institución. Las madres quedaron imputadas por “lesiones leves agravadas por el concurso premeditado de dos o más personas”. La Dirección General de Cultura y Educación bonaerense expresó “su más enérgico repudio ante los hechos de violencia acontecidos”.
El enfrentamiento entre dos alumnos en un aula de la Escuela Normal Superior Próspero Alemandri de Avellaneda también quedó registrado en un video de 16 segundos. Uno amenaza al compañero con un arma blanca ante las risas del resto que asisten divertidos a la escena. El Sistema de Protección de Derechos Humanos se activó pues se violentaron los derechos de ambos menores.
Los trágicos enfrentamientos en tantos puntos del planeta nos recuerdan que la paz se construye desde adentro. Los tristes ejemplos en ámbitos escolares a los que nos referimos reflejan cómo la violencia se expresa desde el cuerpo, dando un empujón o empuñando un arma, pero no debemos soslayar su origen. El ánimo colectivo está caldeado, en medio de tanta inseguridad, y muchos se encargan de atizar el fuego. La violencia discursiva, esa que permanentemente denigra y descalifica al otro, se instala a partir de las conductas de quienes deberían ser conscientes de su impacto ejemplificador. Desde un presidente o funcionario, pasando por un dirigente político, un sindicalista, un deportista, un maestro o un profesor, hasta un padre o una madre de familia, como adultos no podemos olvidar que con nuestro ejemplo estamos educando. Para la paz o para la violencia.