Ecuador: poner fin a la violencia
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Desde principio de año el presidente de Ecuador, Daniel Noboa, dispuso que la lucha contra el crimen organizado pasara a la categoría de conflicto armado interno, con lo que las bandas son ahora consideradas grupos terroristas y actores beligerantes no estatales.
Según reporta el Gobierno, las muertes violentas a nivel nacional han descendido más de un 20% en 2024 respecto al año anterior, pero los episodios de violencia criminal no han cesado, con secuestros y extorsiones a la orden del día.
Manta, una pequeña ciudad en el Pacífico usada por el crimen organizado para sacar la droga y el dinero hacia destinos internacionales, lleva registrados 150 crímenes violentos en lo que va de este año, un 53% más que en 2023. En la ciudad de Durán, con una población de casi 300.000 habitantes, las muertes violentas se han incrementado en un tremendo 1300%.
La violencia se concentra en 7 de las 24 provincias del país. Un reciente decreto presidencial establece el estado de excepción en zonas en las que se han agudizado sistemáticamente violentos hechos a manos de grupos organizados, terroristas e individuos beligerantes no estatales.
El referido decreto fue declarado inconstitucional por la Corte Constitucional por considerar que los hechos detallados para justificar la excepción no configuraban específicamente la causal de conflicto armado interno, sin que por ello se entendiera que la decisión del máximo tribunal desconoce la espiral de violencia que atraviesa el país.
A pesar de la militarización de las cárceles, la situación de las prisiones en Ecuador continúa siendo más que crítica. La suspensión de los servicios de entrega de alimentos desde mayo de 2024 en algunas, más la escasez de alimentos en otras y los abusos cometidos por las fuerzas del orden, propician un ambiente de tensión que podría desencadenar nuevos amotinamientos.
Sobre el particular, un reciente informe de la organización Human Rights Watch recogió las violaciones de derechos en el país, incluida una aparente ejecución extrajudicial, varias detenciones arbitrarias y casos de malos tratos en prisión, que algunos casos pueden constituir tortura.
La escalada de violencia en Ecuador tiene distintos orígenes. Uno de los principales es el aumento del crimen organizado, especialmente relacionado con el narcotráfico que ha convertido a la nación en un estratégico centro de sus operaciones. Otro aspecto preocupante es el incremento en la posesión y uso de armas cuyo fácil acceso ha contribuido significativamente al aumento de la violencia criminal.
El pasado 21 de abril el presidente Noboa recibió un fuerte respaldo a través de un referéndum que mostró que los ecuatorianos quieren más seguridad, apoyando que las Fuerzas Armadas adquieran mayor protagonismo en la lucha contra el narcotráfico. Los grupos delictivos internacionales y las bandas locales han convertido a Ecuador, un país de 17 millones de habitantes, en un actor clave del narcocrimen mundial. De acuerdo a la empresa Cedatos, para los ecuatorianos, los principales problemas son: inseguridad (45%), desempleo (18%), pobreza (15%) y corrupción (6%).
En los meses que le quedan de mandato, el desafío de Noboa será demostrar que ha obtenido mejoras concretas de aquellas cuestiones que preocupan a los ciudadanos, logros que le permitirán posicionarse favorablemente de cara a las elecciones presidenciales por llevarse a cabo en febrero de 2025 y en las que buscará su reelección.