Donar órganos: actitud de vida
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El más alto promedio anual de donantes de órganos corresponde a la Unión Europea, con una tasa de 22,3 por millón de habitantes. En 2019, nuestro país llegaba a casi 20 por millón, pero hoy descendió a 11,6 y el desafío es recuperar aquellos niveles.
El presidente del lncucai, Carlos Soratti, celebró que la oposición familiar a la donación de órganos se haya reducido toda vez que la fuente principal es siempre de donante fallecido. Transcurridos ya cinco años desde la llamada ley Justina, esa tasa que rondaba una media del 40% hoy es del 10% y constituye, en sus palabras, uno de “los impactos más inmediatos y notables” de la norma. La referida ley suprimió el requisito de certificación familiar de que el fallecido no hubiera expresado una última voluntad opuesta a la donación, con muy favorables efectos.
En enero de este año el Ministerio de Salud creó el Programa Procurar, que promueve que los mismos establecimientos sanitarios sean los que lleven adelante los procesos de detección, selección y tratamiento de los potenciales donantes. Se busca descentralizar la donación para que ninguna oportunidad se pierda en las unidades de terapia intensiva.
El 29 de agosto se conmemoró el Día de la Persona Donante de Órganos en homenaje a María Antonella Trivisonno, una niña de 6 años que falleció en un accidente vial en 1999 y cuya familia decidió donar sus órganos. “Con el tiempo pudimos entender que donamos los órganos de Antonella no por cómo murió, sino por cómo vivió, porque la donación tiene que ver con la vida y no con la muerte”, enfatiza su mamá. Hablar de estos temas en las familias sigue siendo clave.
Si bien gracias a la ley Justina todos somos donantes, cuando se trata de menores de edad son los tutores los que deben dar el permiso. De allí lo importante de crear conciencia sobre la importancia de la donación pediátrica para que más padres conviertan la partida de su niño en un acto de amor que dé nueva vida.
Necesitamos comprometernos como sociedad, empatizar, desvanecer los mitos y dejar de mirar para otro lado. Hoy 7146 personas necesitan un trasplante para salvar su vida; 184 son pacientes pediátricos. Los pequeños Max y Beni recibieron hace poco sus ansiados corazones. A sus tres años, León aún aguarda un riñón pues sufre una insuficiencia renal crónica terminal. Compartir sus historias es una forma de darle visibilidad al tema. Es hoy. Es urgente. Donemos.