Dólar y déficit: atacar las causas, no las consecuencias
La venta de bonos por parte del Estado para bajar la turbulencia cambiaria será peligrosa y meramente artificial sin medidas de fondo contra el déficit fiscal
Si bien es cierto que las turbulencias en el mercado cambiario se han moderado en las últimas semanas, la intervención oficial para frenar la depreciación del peso frente al dólar puede generar otro tipo de consecuencias en la economía argentina que obligan a ser cautos y a advertir sobre la posibilidad de males mayores si no se toman medidas de fondo.
La desconfianza general en el Gobierno y la consecuente huida de la moneda nacional hicieron que, en octubre, la cotización del dólar paralelo llegara a rozar los 200 pesos y la del llamado contado con liquidación, que se opera en la Bolsa de Comercio, rondara los 180 pesos. En el transcurso del último mes, esos valores se redujeron fuertemente, pero en buena medida merced a la venta de bonos dolarizados por parte del Banco Central y de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses), que permitió un descenso del dólar que surge de la operatoria con títulos públicos en el mercado bursátil.
La contrapartida de la baja en la cotización del dólar financiero fue un aumento en la tasa de riesgo país, que hoy ronda los 1400 puntos básicos, cuando todo el mundo esperaba que se mantuviera por debajo de los 1000 puntos tras la renegociación de la deuda pública con los acreedores privados.
En efecto, con la venta de bonos, el Gobierno está convalidando un elevadísimo nivel de riesgo país –la tasa de interés que la Argentina se vería obligada a pagar por encima de la que pagan los bonos del Tesoro norteamericano–, que equivale a endeudarse al 15% anual en dólares. Algo que el economista de FIEL Juan Luis Bour ha definido como "tirarse un tiro en el pie".
La intervención de la Anses, a través de la venta de títulos públicos para provocar un descenso del dólar que se opera en la Bolsa, afecta negativamente al sistema previsional y a los jubilados
Paralelamente, la venta de títulos públicos en manos de la Anses, tendiente a bajar artificialmente la cotización del dólar bursátil, termina afectando negativamente al sistema previsional y a los actuales y futuros jubilados. Serán ellos, en definitiva, quienes terminarán pagando la fiesta que, para hacer caer al dólar malvendiendo bonos, está llevando a cabo el organismo a cargo de la seguridad social.
Parte de las operaciones de venta de bonos en dólares se ha venido haciendo con títulos públicos que integran el Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) de la Anses. En este fondo, teóricamente, se invierten los recursos para garantizar el pago de las jubilaciones y pensiones futuras. Al mismo tiempo, la Anses estaría reinvirtiendo el producto de sus ventas de bonos dolarizados en nuevos bonos en pesos que está emitiendo el Estado nacional para financiar su crónico déficit fiscal. De este modo, podría decirse que, como tantas otras veces, se está rifando el futuro de los jubilados, aunque en esta ocasión mediante la pesificación de sus ahorros.
Como ha señalado el economista Miguel Ángel Boggiano, más temprano que tarde, no habrá dinero para pagarles a los jubilados o, en otras palabras, habrá dinero en pesos que no valdrán nada.
El problema de fondo continúa siendo el déficit fiscal y, mientras no se adopten soluciones drásticas, el país seguirá navegando en círculos viciosos. La emisión monetaria descontrolada se manifestará en una mayor brecha cambiaria y en inflación. El nivel de aumento de precios del 3,8% que, según el Indec, experimentó octubre es más que preocupante, pese a los intentos de algunos funcionarios por minimizar su impacto.
La política cambiaria del Gobierno podrá brindar paliativos en el cortísimo plazo, pero si se insiste en seguir atacando las consecuencias y no las causas del problema, nada habrá de cambiar y, lo que es peor, el futuro quedará cada vez más comprometido.