Día del Lector, una elección feliz
No muy a menudo las decisiones de gobierno son compartidas y destacadas desde los medios; sin embargo, algunas de ellas pueden ser motivo de felicidad para todos los miembros de la sociedad. En el caso al que nos referimos, la felicidad fue para los porteños, porque por decisión de la Legislatura de la ciudad de Buenos Aires, desde ahora, el 24 de agosto, día del cumpleaños de Jorge Luis Borges, se celebra también el Día del Lector.
Como se señaló en el acto realizado en la Casa de la Cultura, "la idea del ciudadano lector está en la base de la democracia". De manera que el proyecto elaborado por la Dirección General del Libro y Promoción de la Lectura, aprobado por la Legislatura porteña, no sólo enfatiza la celebración del nacimiento de uno de los más grandes lectores argentinos, sino también rescata una condición, la del ciudadano-lector, tan necesaria en nuestra todavía enclenque democracia.
Ser un buen lector significa disfrutar de lo que otro ha escrito para su propio deleite y para el ajeno; ayuda, también, a desarrollar la memoria. Finalmente, el que ha leído mucho no sólo sabe reconocer otras voces, sino que también aprende a desentrañar los significados ocultos detrás de las palabras a veces engañosas que pretenden distraernos de la realidad. Cuantos más ciudadanos-lectores avezados haya, más difícil les resultará a los dirigentes de una comunidad, grande o pequeña, seducirlos con promesas que pocas veces se cumplen.
En momentos en que surgen inútiles polémicas sobre cuáles son las figuras más representativas de nuestra argentinidad, festejar el Día del Lector es un ejemplo digno de imitar. Que la ciudad de Buenos Aires haya sido la primera en hacerlo no significa que otras ciudades igualmente importantes desde el punto de vista cultural no la imiten. Y sería de desear que un día no muy lejano todo el país festeje el 24 de agosto el Día del Lector argentino, junto con el cumpleaños del más grande escritor de habla hispana del siglo XX.