Derogar el impuesto PAIS y los derechos de exportación
Además de confiscatorios, esos dos gravámenes frenan el crecimiento e impiden salir del perverso círculo vicioso que tantos males ha generado
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El presidente de la Nación ha expresado que analiza la baja de impuestos, empezando con el impuesto PAÍS, los derechos de exportación y el impuesto al cheque.
El impuesto para una Argentina inclusiva y solidaria (PAIS) ha nacido con un nombre rimbombante, destinado a financiar la Anses, el Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados, más conocido como PAMI, y también para aportar al Fondo de Integración Socio Urbana. Es decir, una recaudación tributaria, no coparticipable con las provincias, para atender instituciones que deberían sustentarse con los aportes y contribuciones originados en el trabajo en relación de dependencia, y los faltantes, con el presupuesto nacional.
Los derechos de exportación son otro recurso tributario nacional no coparticipable. En el primer cuatrimestre de este año, el impuesto PAIS representó el 10% y los derechos de exportación, el 7% de la recaudación de impuestos que se realiza por intermedio de la AFIP, generando un ingreso importante para contribuir con el equilibrio presupuestario.
El impuesto PAIS grava una cantidad de operaciones en moneda extranjera, como los pasajes al exterior y las tarjetas de crédito por los cargos en ese billete que se pagan en moneda local. Pero eso no es tan importante para la economía como sí lo es la gravabilidad de conceptos que hacen al resultado de las empresas, y, consecuentemente, a la actividad económica.
Las importaciones de bienes en general están gravadas en el 17,5% con el impuesto PAIS y eso repercute como si fuese un arancel de importación, incrementando el costo de tales productos. Se ha visto que en determinados bienes tal imposición significaba la anulación de la rentabilidad agrícola en curso –cosecha fina– y, por lo tanto, la necesidad de eximir algunos insumos, tales como fertilizantes y agroquímicos.
Es imposible fabricar la mayoría de las cosas sin tener insumos importados. Si a estos les ponemos restricciones cambiarias, aranceles, tasa de estadística y el impuesto PAIS, más las excesivas erogaciones de la burocracia de nacionalización, es obvio que tales costos formen parte de los productos exportables, con el consecuente descenso de competitividad a nivel internacional.
Un ejemplo claro es la producción agropecuaria, tanto agrícola como ganadera, incluyendo también a la fruta, la verdura, las aceitunas, etcétera, que potencialmente podría producir el doble de lo que lo hace hoy en día. Para lograrlo se necesita rentabilidad, es decir, bajar los costos de los insumos y no gravar la exportación. También, mejorar la infraestructura privada –centros de acopio, industrialización de productos primarios, puertos y silos, entre otros– y la infraestructura pública, fundamentalmente rutas y caminos.
Los que no conocen la actividad dicen que el sector agropecuario absorbe poca mano de obra. La industria de los tractores, cosechadoras, fumigadoras, equipos de siembra, sistemas de riego y silobolsas, por dar algunos ejemplos, produce exclusivamente para el campo. Los fletes –sector de servicios– que requiere el volumen actual de la cosecha de granos implican más de 4,5 millones de camiones con acoplado por año, Cañuelas recibe más de 500.000 camiones de hacienda por año, todo ello con el movimiento asociado en fabricación de vehículos, estaciones de servicio, gomerías, talleres mecánicos y demás. No debemos olvidar a los veterinarios e ingenieros agrónomos, otro sector de servicios dedicados al campo.
El sector agropecuario produce la cantidad que le permite maximizar su resultado, lo que no significa una mayor cantidad de unidades. Así, si se utilizan más fertilizantes y más agroquímicos, como se hace en la mayoría de los países con los cuales competimos, se produce más y se gana menos o se pierde dinero.
En conclusión, estos gravámenes, que el presidente de la Nación ha dicho que hay que derogar ni bien las cuentas fiscales lo permitan, hoy nos ponen en el circulo vicioso de la pobreza. “En la medida que se empiece a recomponer las cuentas fiscales y vuelva el crecimiento económico, primero vamos a eliminar el Impuesto PAIS y después le van a seguir las retenciones, para que el campo sea totalmente libre”, afirmó Javier Milei durante la reciente muestra ganadera Expo Angus de Otoño.
El sector agropecuario, que no requiere el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) para incrementar notablemente su producción, se ve postergado por estos dos gravámenes. Su derogación implicaría un fuerte crecimiento en todos los rubros asociados, con un fuerte incremento en la ocupación de los asalariados.