Dengue: vacunar y descacharrar
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Con el aumento de las temperaturas, la amenaza del dengue se reactiva fuera de las zonas en las que es endémico y la preocupación por acceder a la vacuna se extiende. La demanda se disparó desde la segunda quincena de agosto y hoy supera la oferta disponible. De hecho, la cantidad de dosis diarias para aplicar debió limitarse en función del stock. Del tope de 800 vacunas diarias en 18 centros de CABA y algunos del conurbano se pasó a muchos carteles que indican “sin stock por el momento” en numerosos vacunatorios privados, una dificultad que se estima se mantendrá hasta mediados de noviembre.
Los lineamientos fijados por la Comisión Nacional de Inmunizaciones apuntan a una estrategia de vacunación focalizada y segmentada. Con vacunatorios en distintos barrios, en el marco del plan público porteño ya se aplican dosis gratuitas sin necesidad de orden médica para jóvenes de 15 a 19 años, el grupo con la mayor ocurrencia de casos; seguirán los jóvenes de 20 a 29 años, y luego los adultos de 30 a 39. En el distrito bonaerense, el 1° de octubre comenzó la campaña de vacunación para personas de entre 15 y 59 años que ya hayan tenido dengue.
La vacuna tetravalente desarrollada por el laboratorio japonés Takeda, que mostró eficacia y seguridad en estudios de fase III, fue aprobada por la Anmat en 2023 y en 2025 completará los estudios de seguimiento, fase IV. Su costo es de más de 90.000 pesos por dosis, si no se la abona con descuento por obra social o prepaga. El esquema de vacunación, aprobado a partir de los 4 años, contempla la aplicación de dos dosis con una ventana sanitaria de entre 90 y 180 días para alcanzar la máxima eficacia del fármaco. Por tal motivo, a quienes se acercan para vacunarse por primera vez se suman los que vuelven para recibir la segunda dosis. De haber cursado la enfermedad, se deberá esperar entre 3 y 6 meses para vacunarse.
El gobierno nacional adquirió unas 160.000 vacunas para repartir en las provincias norteñas, las de mayor riesgo, pero en muchas de ellas hay demoras y fallas para su aplicación.
Días pasados, el ministro de Salud de la Ciudad, Fernán Quirós, además de derribar el mito de que la segunda infección sea más grave que la primera, insistió sobre la importancia de armar una estrategia común que aúne la disparidad de criterios y facilite la comunicación unificada y clara a la ciudadanía.
Vacunar es importante para ralentizar la velocidad de transmisión de la enfermedad, pero no evita los brotes, por lo que sigue siendo clave en la prevención descacharrar, esto es, eliminar recipientes que puedan acumular agua, limpiar y cambiar agua de bebederos y colectores de desagües para evitar criar larvas y huevos del mosquito Aedes Aegypti, transmisor del dengue, y de los virus del zika y el chikungunya. El insecto no se alejará más de 50 metros de su criadero, por lo que se habla de hábitos domiciliarios, y de allí la importancia de que todos contribuyamos responsablemente a controlar la reproducción del vector principal del virus en nuestros hogares.