Cuba, de crisis en crisis
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Cuba atraviesa su peor crisis económica en treinta años. Desde 2020, los cubanos han visto agravarse la caída de sus salarios, el deterioro de los servicios públicos, los cortes de electricidad, la crónica escasez y el creciente mercado negro, al tiempo que cientos de miles de personas han seguido huyendo del país.
El incremento de los precios de elementos claves como el combustible, el agua y los alimentos plantea un escenario desafiante. El gobierno de Miguel Díaz-Canel sostiene que las medidas son necesarias dadas las dificultades actuales en la isla. Con la pospuesta suba de más del 500% para los combustibles y otras fuertes subas en las tarifas del agua, la electricidad y el transporte interprovincial, el gobierno pretende reactivar la economía nacional y reducir el abultado déficit público, aunque muchos economistas independientes han dudado de la eficacia y coherencia de las medidas anunciadas.
Según cifras oficiales, la economía cubana se contrajo hasta un 2% en 2023, mientras que la inflación cerró en un 30%, una cifra inferior a la del 39% registrada en 2022. El déficit público este año se situará en el 18,5%, registrando por quinto año consecutivo abultadas cifras en rojo.
Por primera vez, el gobierno de Cuba solicitó ayuda mediante una comunicación oficial a la dirección del Programa Mundial de Alimentos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ante las dificultades del país para seguir distribuyendo leche subvencionada a los menores de siete años. La leche es un bien escaso desde hace años en la isla, aunque en general los niños y las personas con dietas especiales podían contar con una cantidad de leche en polvo al mes a través de la libreta de abastecimiento a un precio subvencionado.
El café y el azúcar han bajado en una cartilla de racionamiento, el programa con el cual el gobierno castrista distribuye alimentos desde hace más décadas, que pierde peso y variedad. En 2003, le daban a la ciudadanía cada mes 207 gramos de café, y el año pasado fueron solo 20 gramos, mientras el azúcar refinado pasó de 1,6 kilos en 2003 a menos de un kilo en 2023. La desesperación de los cubanos por obtener alimentos o medicinas les lleva cinco o seis horas de cola para conseguir las escasas unidades que llegan a los negocios de venta directa.
Transcurridos más de 60 años desde la revolución, Cuba muestra niveles de pobreza y desigualdad que van en aumento, junto con una creciente desocupación, una caída de las prestaciones sociales, un boom del mercado negro y una corrupción generalizada. La joven generación está insatisfecha y alejada de la política.
Las demandas sociales que emergieron fuertemente en el panorama cubano el 11 de julio de 2021 siguen siendo un permanente llamado a revisar patrones y dinámicas dentro y fuera de la isla que atenazan y condicionan el pleno ejercicio de derechos civiles, políticos, económicos y sociales del pueblo cubano.