Cuando caen las caretas
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La decisión del gobierno bonaerense de subvencionar la presentación del actor Dady Brieva en Mar del Plata con un aporte pecuniario cuyo monto no se ha dado a conocer es producto de la discrecionalidad de Axel Kicillof para favorecer económicamente a artistas vinculados con el oficialismo.
En el caso de Brieva, la polémica excede largamente ese distrito. Se trata del mismo personaje que, en 2020, cuando el grueso de la población protestaba en las calles por la forzada y eterna cuarentena dispuesta por Alberto Fernández, dijo: “Tengo unas ganas de agarrar un camión y jugar al bowling por la 9 de Julio”. En otra oportunidad, reclamó “una Conadep para periodistas” que investigan la corrupción.
Precisamente, por esas definiciones totalmente provocativas y funcionales al ala más fanática del kirchnerismo fue que el público dejó de ir a verlo en temporadas pasadas, cuando se vio forzado a levantar espectáculos. Ante ese desafío de recuperar audiencia, el gobierno bonaerense sale ahora en su rescate. Lo hace con eufemismos y ocultando cuánto es el dinero que se le ha asignado. Ante la consulta periodística puntual, los funcionarios informan que se destinó un presupuesto de 94.139.000 pesos para 78 funciones, de las que participan 374 artistas, en la costa atlántica. Sobre el pago a Brieva, solo responden: “No podemos suministrar esa información”.
Durante una reciente entrevista televisiva, Brieva dijo que no quería ser “careta” con sus ingresos y sacó el siguiente cálculo: “Yo meto en San Bernardo 400 personas a 3000 pesos la entrada. Para mí representa un palo doscientos. Con el 70%, me quedan 800.000 pesos. Para mí solo, es un lujo”. Sin dudas lo es, por cuanto su espectáculo es un unipersonal que demanda menores costos que una obra de teatro con las exigencias de un gran montaje.
A cargo de subsidiar a Brieva se encuentra la exactriz y actual subsecretaria de Políticas Públicas de la provincia de Buenos Aires, Victoria Onetto, quien tuvo un papel fundamental en la programación del Auditorium de Mar del Plata, que depende de su área, y donde se presentó Brieva durante dos noches.
Según Onetto, “los teatros estatales tienen la obligación de garantizar el trabajo a sus artistas y no funcionar como un teatro privado, en el que el artista arriesga y va a borderó” (a porcentaje). Parecieran no comprender tanto Kicillof como Onetto que el dinero del Estado no debe ser usado por los funcionarios como una caja de la política partidaria y que es muy distinto apoyar e impulsar a incipientes grupos creativos no conocidos por el gran público que dilapidar dinero de las arcas estatales en personajes como Brieva, quien, al mismo tiempo que recibe plata de los contribuyentes, se jacta de ir a borderó y cobrar 800.000 pesos por noche.
Hay muchísimas necesidades vitales insatisfechas en la provincia de Buenos Aires. Lamentablemente, ha vuelto a subir a escena la vergonzosa red de intercambio de favores que rige para la militancia.